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POBRE VERACRUZ


Redactado por: adriana bravo
mayo 26, 2016 , a las 1:05 am

Xalapa, Ver.- La elección para elegir al nuevo gobernador de Veracruz está por ocurrir. Qué triste pensar que cualquiera que sea el resultado poco garantizará un rumbo distinto al que le hemos visto a este estado en los últimos años, o más bien décadas. El recuento de los pasados cinco días, nos habla de siete personas muertas tras un ataque dentro del bar La Madame, en Xalapa. También nos dice que cinco cuerpos fueron encontrados cerca de la carretera Córdoba–La Tinaja, en el municipio de Amatlán de los Reyes, todos fueron hallados descuartizados. Mientras esto, por decir lo menos, ocurre, los aspirantes a gobernador se avientan señalamientos, mismos que lo único que hacen pensar es que los veracruzanos votarán por quien les parezca menos peor, el menos corrupto. Y cómo no pensarán eso, si están por despedirse de uno de los personajes más impresentables que tiene hoy la política nacional.

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“El procedimiento es simple: al arranque del sexenio se selecciona a promotores del voto del PRI, se les pide su firma sin decirles para qué la quieren y éstas se usan para crear nuevas empresas. A estas compañías se les asigna un domicilio fiscal falso, que ninguna autoridad revisa. Una vez creadas, las empresas se registran como proveedoras del gobierno, capaces de vender desde pañales hasta cemento. Un pequeño grupo de funcionarios, cercanos al gobernador, se asegura de que se les otorguen contratos, vía adjudicaciones directas o licitaciones cerradas. En estos contratos se finge la compra de productos, que debían distribuirse en zonas populares, pero que nunca llegan. Después de obtener el dinero, la empresa cierra. El gobierno de Veracruz utilizó este mismo procedimiento una y otra vez para desaparecer al menos 645 millones 693 mil pesos entre 2012 y 2013…”, se leyó ayer en la primera parte de una investigación publicada por Animal Político durante esta semana. O sea, Javier Duarte se valió de procedimientos institucionales para traspasar recursos a empresas que sólo existieron para el momento en que el dinero fue entregado, pero que jamás operaron los programas que justificaron la entrega de los recursos. ¿Y dónde está todo ese dinero?

De igual forma Duarte tendrá que responder qué hizo con los 45 mil 879.8 millones de pesos, el total de la deuda del estado al cierre del 2015, que representa seis veces más lo que era hace diez años. ¿Pues en qué se los gastó? ¿Algún veracruzano que pueda decirnos que ha visto su colonia, escuela o calle en mejores condiciones? ¿Algún veracruzano que nos diga que se siente más seguro que antes de la llegada de Duarte a la gubernatura? ¿Hay algún veracruzano que no quiera pedirle cuentas a su todavía hoy gobernador?

Incluso hace unas semanas, 46 rectores de universidades de todo el país, solicitaron a Duarte que liquidara su deuda de dos mil 425 millones de pesos con la Universidad Veracruzana, misma que ya había sido declarada como “inexistente”, así como por arte de magia, de esa magia que al parecer se ha presentado mucho en las finanzas públicas veracruzanas.

Y mientras todo esto sucede, quien parece estar celebrando su posible triunfo en las urnas es Cuitláhuac García, el candidato de Morena, quien, según las encuestas, se ha beneficiado por la inercia que provoca el descontento entre los pleitos de campaña de los Yunes.

Pobre Veracruz, hundido en una deuda y rumbo a una contienda electoral donde el ganador será quien demuestre que es menos corrupto que el de junto o quien le haga honor a las acusaciones y asegure, de una u otra forma, su victoria… cualquiera de estas dos opciones las podemos leer ya como el legado, en los últimos años, de los gobiernos del estado.