Izúcar de Matamoros, Pue.- Al menos 12 pequeños conviven con sus madres al interior de centros penitenciarios del estado de Puebla, entre malas condiciones de alimentación, salud y educación, a los cuales se les conoce como “niños invisibles” porque no son percibidos por la sociedad, sino únicamente por la comunidad penitenciaria.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR
Claro ejemplo de las condiciones por las que atraviesan tato las mujeres que purgan alguna condena como los pequeños que viven al interior de los penales se puede corroborar en el Cereso de Izúcar de Matamoros, donde hay una población 15 mujeres que enfrentan condiciones de precariedad.
Una de las internas tuvo a su a bebé en noviembre de 2016, y, a casi dos años, el menor continúa viviendo al interior de la celda. Hasta el momento es el único caso del que se tiene registro en el penal.
Sobre las condiciones en que viven los niños, la diputada local Geraldine Cervantes González, presidenta de la Comisión de Vivienda y vocal de la Comisión de Educación, presentó en mayo pasado una propuesta para mejorar el entorno de los nacidos al interior de los centros penitenciarios de la entidad.
LOS OBSTÁCULOS
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, en un estudio sobre las condiciones de los penales, estableció que hay una serie de obstáculos y dificultades para que los menores de edad lleven y tengan una vida digna durante su estancia con sus madres.
Por ejemplo, en la mayoría de ellos, no hay disponibilidad de espacios adecuados para el esparcimiento o para el servicio de guarderías, el cual no tienen, sin que haya fecha para su cumplimiento en cuanto a su establecimiento por la falta de superficie, donde están funcionando las cárceles.
En el caso del Cereso izucarense, este funciona al interior de lo que eran oficinas de la presidencia municipal, y que ahora solo quedaron oficinas de áreas como Obras Públicas, de Seguridad Pública y del propio penal, el cual no tiene lugar para expandirse a fin de ofrecer los servicios mencionados.
Si bien hay servicios alimenticios, médicos y psicológicos, no son de la calidad requerida para un niño o son insuficientes, además de que no es proporcionado por personal especializado en cada una de dichas áreas.
El estudio establece que los pequeños no reciben educación inicial y que la convivencia a su alrededor no es la adecuada porque tienen que permanecer al interior con las demás reclusas dada la falta de lugares asignados exclusivamente para este fin.
LOS PEQUEÑOS HUÉSPEDES
Para 2015, y de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG), había una población infantil radicada en el Sistema Nacional Penitenciario de México de 618 menores, de los cuales 12 fueron contabilizados en los Ceresos del estado de Puebla.