Santa Cruz Xoxocotlán, Oax.- “Atención, atención, se les comunica a todos los vecinos de la colonia que deben entregar a más tardar hoy su cooperación, para que se vaya a depositar el dinero al banco y se compre la pipa; si no, no hay agua. Atención, atención, es urgente que lo hagan hoy mismo”.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR
Es el grito en el altavoz de uno de los asentamientos ubicados en la parte más alta de Santa Cruz Xoxocotlán: Ampliación Emiliano Zapata.
Es también el aviso de que hay que cubrir religiosamente sus 42 pesos, cada 15 días, para que una pipa surta el vital líquido a un estanque y de ahí se distribuya a los hogares.
Por si fuera poco, es una de las colonias más marginadas del municipio, que colinda con la agencia de San Juan Chapultepec de la capital, y que ya rompió la malla que circunda la poligonal del sitio arqueológico de Monte Albán.
Muy poblado
Xoxocotlán es uno de los municipios más poblados, después de la ciudad de Oaxaca y de Tuxtepec; según el censo 2010 del Inegi, cuenta con 77 mil 833 habitantes.
Pero es también el del mayor número de fraccionamientos y de colonias, estas últimas con fuertes rezagos sociales.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 50 por ciento de sus moradores se encuentra en el nivel de pobreza, mientras que el 46.8 por ciento no cuenta con servicios básicos.
Y la colonia Ampliación Emiliano Zapata es una de ellas. Situada en la parte alta, colindante con la malla que protege la zona arqueológica de Monte Albán, una parte de sus habitantes cuenta con agua entubada.
Ahorrar, limitar
Aun así, no es suficiente. Es el caso de doña Josefa, esposa de Salvador, presidente de la colonia, quien tiene que racionar el vital líquido.
En el interior de su hogar cuenta con varios tinacos y tambos, para ser llenados en la primera oportunidad en que llega el vital líquido.
Sin embargo, antaño la llave de distribución era abierta tres horas cada dos días de la semana; hoy, se redujo a dos horas, los martes y viernes.
“Pues para nosotros que somos pocos, es suficiente y tratamos de ahorrar, pero imagínese si hay hijos, dos o tres, cómo le hacen. No alcanza para las necesidades básicas. Incluso algunas veces tenemos que comprar pipas, que dependiendo del tamaño, nos cobra 500 o 700 pesos, porque dicen que está lejos y muy pesado para subir”, explica.
Lo mismo corrobora doña Martha, que es una de las privilegiadas de contar con el vital líquido sin necesidad de desembolsar quincenalmente. Ella vive en el andador 14 de Febrero de escarpado asentamiento, y por el momento resiste la sequía.
“Aunque no se crea, la situación está muy difícil, cada vez hace más calor, cada vez hay menos agua, no sé dónde vamos a parar si no tenemos conciencia y hacemos lo necesario para cuidarla”, explica la mujer.
No a límites
Fortino tiene un tendajón, de los varios que hay en la colonia. Hombre joven, con cuatro más de familia, aparte de sus suegros, también cuenta con el servicio de agua potable limitado.
Pero optó por construir una cisterna, de ocho mil litros, además de contar con por lo menos dos tinacos y dos tambos más.
Es uno de los que se adhirió al grupo de vecinos de la misma colonia, que no tiene agua entubada y que debe cooperar 40 a 42 pesos para comprar dos pipas de 10 mil litros, que surten el estanque situado en la parte más alta.
Explica que prefirió esa opción porque adquirir de manera particular y directa con un proveedor, le sale más caro; tan sólo por llenarle un tinaco de mil 100 litros, le cobra de 75 a 100 pesos.
“En este caso sí conviene cooperar, porque pues no hay de otra; nos funciona mejor que estar esperando a que abran por dos horas la llave y podamos llenar nuestros tinacos”, dice.
Mejor así
El panorama es muy distinto para doña Luisa, que vive en la calle Primero de Julio, en los límites del asentamiento, quien explica que son aproximadamente 18 familias las que tienen que cooperar cada 15 días con 42 pesos para surtir los estanques y desde ahí a su vez suministrarles.
“El miércoles nos toca pagar, para que el presidente de la colonia vaya a depositar el dinero y Sapao mande las pipas, dos grandes. Pues sí nos conviene porque a él se la dan a 350 pesos la de 10 mil litros, mientras que con un particular eso cuesta como 600 pesos”, narra.
La mujer vivía en Santa Anita, una colonia anexa perteneciente a la capital; hace siete años compró un pequeño terreno en la zona y hace cuatro años llegó a vivir ahí.
Su calvario es de todos los días. Estar pendiente de juntar su dinerito para pagar el agua, “porque cómo le vamos a hacer; se puede uno quedar sin comer o comer sólo tortillas o frijoles, pero cómo nos vamos a quedar sin agua”.
Conocedora de la zona, explica que antiguamente el ayuntamiento de Xoxocotlán surtía de manera gratuita el agua en las partes altas de la colonia, pero de manera extraña retiró el servicio.
Hoy, lo único que hay son depósitos que se llenan periódicamente para surtir a las familias, a través de una red de tubería, paralela a la instalada de manera formal.
“Pos como dicen, aquí nos tocó vivir, qué le vamos a hacer; al final todo mundo está sufriendo por el agua, no solamente nosotros”, se resigna la mujer.
Desigualdades xoxeñas
* En el año 2010, 38 mil 207 individuos (50.4% del total de la población) se encontraban en pobreza, de los cuales 29 mil 142 (38.5%) presentaban pobreza moderada y nueve mil 65 (12%) estaban en pobreza extrema.
* El porcentaje de individuos que reportó habitar en viviendas con mala calidad de materiales y espacio insuficiente fue de 23.6% (17 mil 890 personas).
* El porcentaje de personas que reportó habitar en viviendas sin disponibilidad de servicios básicos fue de 46.8%, lo que significa que las condiciones de vivienda no son las adecuadas para 35 mil 484 personas.