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GUENDALISA’A: LA FRATERNIDAD MUXE


Redactado por: adriana bravo
febrero 28, 2017 , a las 5:08 am

Santa María Xadani, Oax.- Existe un sector en el Istmo de Tehuantepec de gran relevancia compuesto por personas que en zapoteco se les conoce como muxes, que en español significa homosexual. A diferencia del resto del país o del resto del mundo, en localidades zapotecas como Santa María Xadani, los homosexuales son bien aceptados porque forman parte de una comunidad muy amplia y son parte de la vida social, cultural y económica de su comunidad.

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Sin bien la vida de un homosexual en un país machista y discriminatorio no es nada fácil, en Santa María Xadani los muxes se han abierto un espacio con el paso de los años.

Nacieron hombres, pero no son hombres, pero tampoco son mujeres, son muxes que gozan de una aceptación que les permite desenvolverse en diversas facetas en la sociedad.

En esta comunidad, la mayoría de los muxes tienen un denominador común: todos sufrieron discriminación de niños y no tuvieron, en un principio, la aceptación de sus padres.

Aunque aún luchan contra el estigma y la marginación por una parte de la sociedad, lo cierto es que en esta comunidad zapoteca, los muxes en su inmensa mayoría son aceptados como tales.

Desde pequeños se identifican como muxes u homosexuales y al crecer, de manera natural se vuelven muy productivos, muchos son profesionistas, emprendedores, otros se desempeñan como estilistas, modistas, bordadores y son buenos para preparar comida.

Son alegres por naturaleza, amistosas y buscan seguir abriéndose un espacio de respeto ante la sociedad.

Juan Luis Jiménez, muxe de Santa María Xadani, se dedica al comercio, expende carnes de puerco. Pero no siempre fue así, en su juventud emigró a otros estados del país donde realizó el trabajo duro, como cualquier hombre.

“Los muxes tenemos muy presente que si no trabajamos, no comemos, yo llevo seis años vendiendo la carne de puerco, pero he hecho el trabajo duro también, trabajo de hombre, nada ha sido fácil para mí”, indicó.

“Para mí todos somos iguales, algunos trabajan como mujeres, otros como hombres y tratamos de llevar una vida normal, para que así entremos en la sociedad, aunque todavía hay obstáculos, hay personas que todavía nos ven como algo raro, pero estamos en lucha y lo más importante, estamos avanzando”, dijo Husiel Rasgado Vicente, muxe de Xadani.

Los muxes buscan abrirse espacio en todos los ámbitos sociales, algunos han incursionado en la política, pero otros realizan labores más nobles, como elaborar totopos, otros bordan, algunos son estilistas, otros más venden en el mercado, preparan antojitos y son buenos cocineros, totalmente autodependientes.

“Merecemos una oportunidad porque nacimos con este sexo, porque se nace, no se hace. A muchos nos maltratan, hay gente que todavía no nos acepta. Desde niño, mi papá no lo aceptaba mi mamá tampoco, pero ya sabían que yo era gay, es difícil porque sientes el rechazo”, externó Husiel.

La etapa más difícil es la niñez y la adolescencia y Josué López Matus lo sabe bien.

Josué recuerda el proceso de la niñez y la adolescencia con nostalgia. “Todos vivimos un proceso, si me dieran a elegir, no hubiera elegido ser gay. Hubiera preferido ser hombre, o mujer, definitivamente, porque el proceso de aceptación es difícil”.

Josué asegura que la parte más difícil del proceso es cuando de niños los padres y la familia no terminan por aceptar la condición de ser muxe, pero más que eso, es la confusión que la misma persona tiene en su interior.

“Por un parte los papás te dicen ‘eres hombre y vas a tener tu novia y te vas a casar’ y por otro parte de la familia te dicen ‘mira, te quedaría esto’ (una vestimenta de niña), y no sabes ni para dónde jalar. Mis tíos eran muy duros con eso, me decían ‘no cabrón, tú eres hombre’”.

Josué no sólo sufrió porque su familia no aceptaba su condición de gay. En la escuela, fue golpeado y maltratado por sus compañeros por ser “diferente”.

Vicente es otro muxe de Xadani, en la comunidad gay es conocido como Gladys Ninel Guerra. Elabora antojitos y es pilar fundamental en la economía de su familia.

“Desde niño ya sabía que era gay y fue una etapa difícil, incluso hay hombre que golpean a los muxes. Tuve que salir de la comunidad a trabajar a otros estados, ahí aprendí a ganarme la vida. De mi abuela aprendí mucho, a depender de mí mismo y ahora tengo mi propio negocio de antojitos”, expresó.

En muchas familias zapotecas, que un hijo sea muxe es considerado como una bendición, ya que apoya en la economía de la casa, es muy trabajador o trabajadora, además que crece con los padres y los cuida hasta viejos, porque normalmente no se casan.

En el Istmo de Tehuantepec, la comunidad gay lleva más de 40 años luchando contra la discriminación y para abrirse paso entre la sociedad. Actualmente son muy bien aceptados, pero no siempre fue así, han sido largos años de lucha contra la homofobia y la discriminación.

En Santa María Xadani, comunidad zapoteca asentada junto a la Laguna Superior del Golfo de Tehuantepec, a unos 10 kilómetros de Juchitán, los muxes celebran cada año su vela “Guendalisa’a” (fraternidad), festividad en la que se muestran a la sociedad tal y como son.