Playa Brasil, Salina Cruz, Oax.- El reciente incendio registrado en la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex), Antonio Dovalí Jaime y la posterior lluvia negra, causaron un desastre ambiental de grandes consecuencias en esta pintoresca y paradisíaca playa.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR
Los coágulos de hidrocarburos en el mar y en las lagunas –rodeadas de gran vegetación, entre ellos, el manglar–, las grandes manchas negras en la arena y tortugas golfinas encontradas muertas en la ribera, muestran la grave realidad que ha provocado la contaminación por petróleo crudo.
Por esta razón, la plácida y tranquila playa luce totalmente solitaria, porque ningún visitante se atreve a nadar en estas aguas ni a comer algún pescado o marisco. De hecho, los pescadores tampoco han salido a trabajar, sabedores de la contaminación en el mar.
Además, el camino hacia Salina Cruz y sobre todo, el puente, se encuentran aún en malas condiciones por las fuertes lluvias que trajeron consigo las tormentas tropicales Beatriz y Calvin.
Sin turismo ni peces
Solamente algunos osados surfistas mexicanos y estadunidenses se avistan en Punta Chivo –uno de los lugares más extremos para la práctica de este deporte, por las olas de hasta cuatro o cinco metros de estos días–, donde aparentemente no llegó el hidrocarburo.
“La contaminación nos ha puesto en una situación muy difícil, porque dependemos directamente del turismo y de la pesca. Si no hay, ¿a qué nos podemos entonces dedicar para vivir?”, preguntó el agente municipal, Francisco Martínez Hernández.
Este sombrío panorama ha empezado a preocupar a los habitantes, pues hasta ahora ningún funcionario de los gobiernos federal y estatal, ni de Pemex, han llegado a constatar las afectaciones y a ofrecer alguna solución.
“Nadie ha venido a ver qué pasó, nadie se interesa en nosotros, a pesar de que el mar, la playa y la laguna se contaminaron por completo; todo (el hidrocarburo) se regó”, lamentó.
Ya hasta han pensado en presentar una querella en contra de Pemex, para que se haga responsable de los daños ambientales, porque repercuten directamente en su economía y subsistencia.
“Eso es lo que hemos pensado, en demandar a Pemex, o no sé yo, para que se haga cargo y pague los daños, porque vivimos del turismo y de la pesca”, señaló.
Los grandes coágulos en el mar y las manchas negras en la arena, han alejado a los pescadores porque bien saben que su captura no tendrá comercio en el mercado local en Salina Cruz.
“No hemos entrado al mar, por lo mismo; quién va a querer comprar un cocinero, un huachinango o un barrilete contaminado con petróleo. Nadie va a comprar algo”, asentó.
“Todo se contaminó”
Su otra opción de trabajo sería la laguna Punta Conejo, sin embargo, tampoco es viable, pues la lluvia negra también afectó sus aguas. “Con el temporal, entró mucho camarón y pescado, pero ahora está llena de residuos; todo se contaminó. Ya no tenemos donde trabajar”, señaló.
Ante esto, esperan que la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) o alguna otra dependencia del gobierno federal aplique un Programa de Empleo Temporal (PET), para limpiar por lo menos la playa y Playa Azul vuelva a tener visitantes.
“Pues, por lo menos eso; el mar, la laguna y el mangla, son otras mayores. Eso, le corresponde a Pemex, esa es su responsabilidad”, apuntó.
Avienta el mar a tortugas muertas
Apenas dos días después de la lluvia negra, el mar empezó a sacar a varias tortugas golfinas muertas y según versiones de pobladores, a uno que otro tiburón ballena, conocido “raspa balsas”.
“Cada marea ha dejado a varias tortugas muertas, los buitres son quienes las comen y las dejan en puro garrapacho (caparazón); han sido varias. Algunas se pierden en el mar, cuando baja la marea”, relató el pescador Israel Mendoza Sérbol, propietario también de una palapa, ubicada en la playa.
Como hombre de mar, integrante de la Sociedad Cooperativa Ostioneros de Playa Brasil, también le preocupa que la contaminación aleje al turismo e influya en su forma de vida.
“Quienes nos dedicamos a la pesca, vivimos de lo que caiga, cocinero, sierra o huachinango, pero ahora se están muriendo o se están yendo. Y si tenemos una palapa para ofrecer algo al visitante, pues estamos jodidos, porque viene con la intención de bañarse en agua limpia, no contaminada. Capaz y nos morimos de hambre; hasta ahora nadie del gobierno ha llegado a ayudarnos”, se quejó.