Puebla, Pue.- Margarita Zavala Gómez del Campo ha visitado tres veces Puebla, como parte de una campaña para buscar ser la próxima candidata del PAN a la presidencia de la República, y en todas esas ocasiones siempre ha actuado igual: evade criticar, cuestionar, confrontar o hacer alguna alusión negativa a uno de sus principales rivales, el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, pese a que el político poblano mantiene una persecución contra el equipo de promoción de la esposa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, encabezado por el ex edil Eduardo Rivera Pérez.
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Frente a ese comportamiento surgen muchos cuestionamientos –de los propios panistas que la apoyan en Puebla–, en el sentido de preguntarse: ¿Por qué tanta tibieza de Margarita Zavala contra Moreno Valle?
¿Por qué respalda a Eduardo Rivera en su lucha contra los intentos del morenovallismo de meterlo a la cárcel, pero no se confronta con el autor intelectual de esa represión?
¿Por qué existe mucha rabia y duras críticas de Margarita Zavala Gómez del Campo contra el presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, y no contra el ex gobernador de Puebla?
¿No tendría que buscar derribar, desde un punto de vista político, a Moreno Valle para lograr ganar la candidatura, en lugar de procurar un trato de civilidad con el ex mandatario de la entidad?
Ese comportamiento parece tener dos explicaciones claras:
Primero: Margarita Zavala y su esposo Felipe Calderón Hinojosa han hecho a un lado las viejas rencillas con Rafael Moreno Valle y estarían buscando edificar un acuerdo político con el ex gobernador de Puebla, tendiente a que él tercero de ellos acabe declinando a favor de la ex primera dama, para que le sume su estructura electoral, su reserva de fondos económicos y los convenios que tiene con medios de comunicación nacionales, que le permite no ser cuestionado por los saldos negativos que dejó su gobierno.
Se dice que en los cálculos del matrimonio Calderón–Zavala es una concesión que deben ceder, como la única manera de poder derrotar a Ricardo Anaya Cortés, quien se ha negado a aceptar una negociación para construir una candidatura de unidad, ya que el presidente del PAN tiene el control de la mayor parte de las estructuras del partido.
Segundo: se dice que la comunicación entre Felipe Calderón Hinojosa y Elba Esther Gordillo Morales, la defenestrada dirigente del SNTE, no se ha roto.
La ex dirigente sindical estaría nuevamente buscando incidir en la sucesión presidencial –desde su reclusión en un penal del estado de México– para vengarse del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto, que la derrocó del control del sindicato más importante de América Latina.
Como parte de esa comunicación se dice que Elba Esther Gordillo Morales, o mejor dicho miembros de su familia, han jugado un papel importante para despresurizar la mala relación que había entre el ex presidente Felipe Calderón y el ex gobernador de Puebla, ya que el esposo de Margarita Zavala desde 2012 se sentía traicionado por Moreno Valle, pues en aquel año empezó a tejer alianzas con el PRI y Enrique Peña Nieto, para darle la espalda al PAN.
Y Moreno Valle sigue siendo parte del mermado grupo político de Elba Esther Gordillo.
El cálculo del matrimonio Zavala–Calderón de que es necesario llegar a una alianza con Moreno Valle se dice que se empezó a tener desde finales de 2016.
Por esa razón en noviembre pasado, cuando se realizó la primera visita de Margarita Zavala a Puebla y se presentó a Eduardo Rivera como su principal promotor, en lugar de cuestionar el carácter autoritario de Moreno Valle se puso a hablar de la unidad del PAN.
En marzo de este año, la esposa de Felipe Calderón acudió a una reunión con empresarios, en donde llovieron las críticas contra el gobierno de Moreno Valle, del que dijeron: invirtió miles de millones de pesos en obras onerosas pero los beneficios habían sido para compañías no poblanas y dejó un estado lleno de violencia. La respuesta de la aspirante presidencial fue decirles que es necesario replantear las políticas de desarrollo económico, de combate a la pobreza y de mejoramiento de la seguridad, pero en ningún momento cuestionó al morenovallismo.
El sábado pasado volvió a hacer lo mismo al acudir a un encuentro con familias en Cholula, pues hizo un respaldo a la figura de Eduardo Rivera, pero evadió los temas espinosos: el aumento del robo de combustible en el estado y los señalamientos contra Moreno Valle de que es uno de los principales políticos que espían a sus rivales. Sobre estos temas pidió investigar, pero no hizo la más mínima crítica o alusión al ex gobernador de Puebla.
Queda claro que las tres giras de Margarita Zavala a Puebla han tenido la intención de buscar una conciliación con Moreno Valle.
Dentro del PAN, Zavala y Moreno Valle se han confrontado debido a que la primera busca surgir como candidata por designación del partido y el segundo pide una votación de la militancia para elegir al abanderado albiazul. Sin embargo, ambos los une la confrontación contra Ricardo Anaya, de quien sienten que los podría desplazar del proceso de elegir aspirante presidencial por tener el control de la mayor parte del Consejo Nacional de dicha fuerza política.
Lo interesante del posible surgimiento de una alianza entre Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle es preguntarse: ¿Qué van a hacer los panistas agraviados por el morenovallismo?
Se dice que muchos dejarían de seguir a Margarita Zavala y se irían a Morena, ya que no se trata de que el PAN gane la presidencia de la República en 2018, sino de que Moreno Valle deje de mandar en el estado de Puebla ¿Será cierto?