Oaxaca, Oax.- Los postes, las casetas telefónicas y las paredes del centro histórico de la capital están plagados de carteles que ofrecen empleos con urgencia, trampas sin prestaciones sociales que se aprovechan de la creciente demanda laboral de los oaxaqueños.
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Miles de ciudadanos se “enganchan” con la promesa de un salario diario que apenas supera los 80 pesos y que contrasta con la estadística general del sueldo promedio de los trabajadores oaxaqueños asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que es de 291.86 pesos diarios.
Según las estadísticas del Salario Diario Asociado a Asegurados Trabajadores (estudio trimestral socioeconómico) en el IMSS, durante una quincena, un empleado gana 4 mil 377 pesos, cifra que la mayoría de los trabajadores “temporales” y los desempleados con “chambitas” esporádicas, jamás ha percibido en su vida.
Salario de afiliados al IMSS
$291.86
diarios
$4 mil 377
al mes
Fuente: Consulta Dinámica de Información IMSS (CUBOS)
El trabajo precario, la falta de un contrato laboral fijo y la reducción del salario por el concepto de seguro social o de vida, son características constantes de la inestabilidad del empleo en la ciudad de Oaxaca y los pagos a trabajadores con familias que semanalmente ganan menos de mil 200 pesos e incluso un poquito más del salario mínimo al día.
“Asegurada, pero por mi hijo”
“Si no fuera por mi hijo, probablemente ya estaría muerta por la diabetes, tengo hipertensión”, comentó Ana Lilia Pérez García, comerciante de frutas y ensaladas que afirmó que el Seguro de Vida Militar que tiene su hijo por estar en el Ejército Mexicano, salvó su vida de la enfermedad crónica que le detectaron desde hace nueve años.
Desde hace 27 años, la señora Ana vende sus ensaladas en la esquina de Bustamante y Aldama; alguna vez formó parte de la policía estatal -dependencia donde nunca le faltaron las prestaciones, comentó-, pero cuando se desincorporó, acabó la seguridad social de su oficio.
La mujer comentó que las ventas no siempre son buenas; “ese dinero no es ni real ni creíble, en las jornadas malas apenas y sale para el día”, dice; después de 10 horas de trabajo y si vendió todo, Ana Pérez obtiene 200 pesos libres para ella y su hijo menor que estudia la Licenciatura en Medicina.
“Mi tercer hijo trabaja en la metropolitana y también está asegurado, pero de seguros a seguros, es mejor que te atienda el Ejército a estar esperando la cita cada dos meses o sobreviviendo en urgencias en lo que te atienden”, concluyó la vendedora.
Ganar $4 mil, una fantasía
Tener que esperar horas en el puente peatonal de la Central de Abasto para que lo recojan y lleven a la obra en construcción, es parte de la rutina de Leonardo Rosales, un hombre de 34 años de edad, proveniente de Guadalupe Victoria, que dejó sus campos de maíz y frijol para obtener mejores ingresos en la ciudad.
“Yo gano mil 200 pesos a la semana y sí, en el trabajo nos dan seguridad social por los accidentes o por nuestras vidas, pero lo descuentan de nuestro salario”, mencionó el hombre, originario de la agencia de San Juquila Mixes, quien dijo que por el conflicto, varios agricultores tuvieron que dejar el campo para obtener ingresos con otros oficios.
Cristian Hernández Vásquez tiene 30 años y es bolero en la Central de Abasto, “pero cuando no estoy aquí, trabajo como peón en la albañilería; la verdad es que soy desempleado y como otros compañeros, vivimos de la informalidad”.
El hombre comentó que nunca ha tenido seguro de vida ni un trabajo que le propicie seguridad social.
“No he tenido prestaciones de ley, vacaciones, repartición de utilidades, aguinaldos; para mí es una fantasía tener esas cosas, lo máximo que he ganado en mi vida han sido mil 300 pesos por una semana de trabajo”, concluyó Cristian Hernández.
Sin prestaciones
“Eso sólo lo ganan algunos, la mayoría gana más del salario mínimo (80.04), pero ganar eso a la quincena no es general”, mencionó Gabriel López Martínez, dueño de la imprenta Sáen’z, la cual ha sobrevivido por más de dos décadas en la calle de Rayón 218-B.
“Llevo 10 años sin tener empleados, tuve a dos personas que me apoyaron y los di de alta, tuvieron su Seguro Social y como el negocio fue decayendo, la única prestación que podía hacer era dar el dinero de las chambitas de los trabajadores a destajo”, mencionó el impresor.
“Ya ni yo estoy afiliado, pa’ qué lo tengo si no lo ocupo y luego va uno y es un relajo; ahora ya está más complicado, te pasan al servicio y luego te mandan con un médico particular; luego ni tienen los medicamentos, hasta hay que esperar mediodía para que te atiendan”.
Gabriel López mencionó que “si le va bien”, en la semana saca mil 500 pesos que apenas y alcanzarán para mantener a su familia hasta el inicio del siguiente lunes.
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1.6%
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