Oaxaca, Oax.- El exhorto a los candidatos de las coaliciones y partidos políticos para hacer del debate un espacio de propuestas, fue como un llamado a misa, todos lo escucharon, pero nadie lo acató. De manera directa o indirecta, los participantes se reprocharon sus historias personales y, en algunos casos, hasta familiares.
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El más cuestionado por su pasado fue el candidato de la coalición PRI-PVEM-Panal, Alejandro Ismael Murat Hinojosa, a quien no sólo criticaron su falta de arraigo en la entidad, sino hasta la forma de gobierno de su padre, José Nelson Murat Casab. “Yo soy oaxaqueño y orgulloso de mis apellidos” iniciaba sus intervenciones el candidato de la coalición PRD-PAN, José Antonio Estefan Garfias, pero no fue el único.
Salomón Jara Cruz, candidato de Morena, lamentó que hasta para ir a Tlacolula use helicóptero. “Hablé en zapoteco y no me entendiste porque no eres de Oaxaca, no vives acá”, le increpó.
Sin embargo, tal vez asesorado por la directora General de Consultores y Marketing Político, Marcela Ruback, que todo el tiempo estuvo a su lado, el candidato priista no respondió los señalamientos y optó por fingir sordera.
Del PRI, su partido, los seis restantes candidatos echaron pestes. Corrupto, represor, autoritario, mentiroso, etcétera, etcétera, pero tampoco Murat Hinojosa se dio por enterado. Ni cuando Jara Cruz afirmó que el gobierno de su padre había sido uno de los más corruptos y represores de la entidad, dijo esta boca es mía.
A pesar de todo, no fue él quien salió más raspado. Este mérito tocaría a Benjamín Robles Montoya, candidato del PT, quién hizo del debate un ataque frontal contra Murat Hinojosa y el candidato de la coalición PRD-PAN, José Antonio Estefan Garfias, a quienes acusó de corruptos y mentirosos.
Con los supuestos documentos en mano, sostuvo que Murat Hinojosa no había incluido en su declaración patrimonial entregada a la iniciativa 3de3 las propiedades que tiene en Estados Unidos y también exigió a Estefan Garfias comprobar recursos extraordinarios.
Robles Montoya en cada intervención declamaba ¡ya basta de corruptos! Y prometía de llegar al gobierno meter a todos a la cárcel.
Pero al final del debate, le tocaría su parte. “Para tener la lengua larga, hay que tener la cara limpia, Benjamín, y te reto a que en 24 horas demuestres tu afirmación porque creaste ésas pruebas, pero yo sí tengo un estado de cuenta tuyo de Estados Unidos”.
La chiquillada
Afirmación que no tuvo respuesta porque el debate había concluido.
En dos horas de discusión los “chiquillos” no se salvaron. Salomón Jara Cruz tuvo que soportar los señalamientos de corrupción e ineficiencia cuando fue titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal, Pesca y Acuacultura; lo mismo que Estefan Garfías y el propio Robles Montoya.
El candidato del PSD, Manuel Pérez Morales, cuestionó la corrupción de los cuatro aspirantes que han desempeñado cargos públicos, -Murat, Robles Montoya, Estefan Garfias y Jara Cruz-, criticó a los funcionarios deshonesto, pero una vez que concluyó el evento abordó su camioneta BMW, modelo reciente, con un valor de más de 600 mil pesos.
Así el debate estuvo plagado de verdades a medias y mentiras verdaderas.