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EN JUCHITÁN, LA HOMOFOBIA SE DISFRAZA DE “BURLAS”


Redactado por: adriana bravo
mayo 21, 2016 , a las 1:08 am

Juchitán de Zaragoza, Oax.- “-¿Ya viste? Se le ve el bigote” y la risita cómplice entre los dos clientes varones incomoda un poco a Josselin, que está detrás del mostrador atendiendo a otro cliente en una ferretería de Salina Cruz. Intenta ignorarlos, pero es imposible, la miran, juzgan y se vuelven a reír  burlonamente.

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JOSSELIN, LAS BURLAS SUTILES

No es la primera vez, ni será la última, Josselin está casi acostumbrada, pero no conforme con la homofobia disfrazada de sutiles “burlas”, aunque de vez en vez intenta justificarlo con la “ignorancia” y de “hay de todo en el reino del Señor”.

Este muxe’ de Juchitán, de 28 años, lidia todo los días no sólo con las actitudes homofóbicas de algunos clientes, también con la de un par de compañeros de trabajo, quienes al menor pretexto le lanzan palabras ofensivas, casi vulgares, haciendo referencia a sus partes sexuales.

“La última vez, platicaba normalmente con un compañero de ‘x’ tema y de repente se rasca los testículos y me dice: -¿me quieres ayudar?

– Me pareció ofensivo e incómoda la situación, porque yo no doy pie para esas cosas en mi trabajo, pero lo hacen por el simple hecho de que sea muxe’ o transexual, con eso ellos, los machos principalmente, se creen con el derecho de acosarme”, explicó esta joven transexual.

No es la primera vez, ni será la última, confiesa resignada, pero espera que alguna vez la sociedad, la suya, le tenga más respeto a los integrantes de la comunidad muxe’ travesti en el espacio laboral, porque de toda la escala de la muxeidad, los travestis son los que más discriminación y homofobia sufren en la región.

Josselin recuerda que la transfobia está claramente ejemplificada en las velas de mayo en Juchitán, porque los únicos que tienen prohibido entrar son los muxe’ vestidos de mujer, con traje regional, los otros, los de guayabera y pantalón son aceptados.

“Mucho falta por avanzar hacia la igualdad en la región. La homofobia lo he sufrido en mi trabajo, y no de parte de mis jefes, sino de clientes y compañeros, la transfobia en las velas mayores de Juchitán. Sueño que un día no haya burlas por lo distinto, que seamos tratados todos con respeto”.

SEBASTIÁN, EL PROCESO DE TRANSICIÓN

Sebastián es un transexual de 21 años en pleno proceso de transición de mujer a hombre, por lo que su aspecto físico prácticamente es el de un joven varón que causa el cuchicheo de las personas al verlo llegar a alguna fiesta con sus amigos o novia, pero se acostumbró a las miradas curiosas.

Antes de ese proceso, cuando su aspecto vacilaba entre el de una mujer y un hombre, la homofobia vino de uno de sus profesores en la preparatoria, quien conocía su orientación sexual y hostigaba con burlas y regaños.

“El profesor que sabía mi orientación se burlaba mucho de mi aspecto, al grado de que un día me hostigó porque estaba con mi novia y le puse un alto, y pues terminé en la dirección con mi novia. El profesor argumentó que mis actitudes cariñosas con mi novia en la escuela no era la adecuada porque si la familia de mi novia se enteraba la escuela iba a tener problemas”, recordó.

Después de esa etapa estudiantil, Sebastián no volvió a sentir directamente actos discriminatorios ni homofóbicos, aunque sí ha sentido esas miradas imprudentes y juzgonas en las fiestas, pero con el tiempo aprendió a ignorarlas.

“La verdad me vale lo que la gente piense y como me ve. Ya estoy acostumbrado y no me importa porque la gente que me quiere, mi familia y mis amigos me aceptan como soy y me respetan. Al final es lo que importa, lo demás sale sobrando”, recalca.