“Mucha gente ya empieza a venir, porque dicen que los otros ojos de agua ya están un poco sucios y algo contaminados; en la temporada de lluvia, desde junio, del cerro comienza a nacer más agua, entonces la cascada revive, la bautizamos como El Arcoiris”, explica Juan Felipe Martínez, presidente del comité que nombró la población para conservación de la cascada.

Trescientos metros cuesta arriba del centro de San Isidro, una serie de rápidos y caídas componen un concierto visual y auditivo, hasta llegar al arcoiris, una caída de agua que desciende 15 metros y crea una fosa de aproximadamente ocho metros de profundidad; el paisaje es poético.

El territorio lo componen 160 ejidatarios que durante más de 50 años se han dedicado arduamente a la conservación del río; cinco metros partir de la rivera es considerada como reserva ecológica.

Por décadas se han rehusado a la explotación, como la construcción de cabañas y proyectos ecoturísticos, pero están conscientes que también pueden crear fuentes de empleo para apoyar a la comunidad.

“Se cobra una cuota de recuperación de 10 pesos para los visitantes, que llegan a nadar; sin el apoyo de alguna dependencia o autoridad gubernamental, hemos mantenido limpio, un esfuerzo netamente de la comunidad”, menciona Jorge Justo Galindo, agente municipal.

La problemática

Aseguró que ante la falta de empleo y pocas oportunidades económicas, han tenido que recurrir a un proyecto de ecoturismo para disminuir la migración y aumentar las fuentes laborales en los jóvenes.

“La mayoría de los jóvenes que terminamos la telesecundaria, pues emigramos a Tuxtepec, Veracruz o Oaxaca; algunos siguen estudiando, otros ya no, tenemos que salir a conseguir mejores oportunidades”, dijo Avelino Sánchez Gregorio, joven de la comunidad y tesorero del comité de la cascada.

Ante esta problemática, tuvieron que recurrir a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), para que los asesoraran en la construcción de cabañas y un proyecto ecoturístico que no afecte ni modifique el ecosistema de la zona.

Confiados, aseguran que este proyecto no afectará la pureza de sus manantiales y por el contrario traerá beneficios a su comunidad, aunque reconocen que este tipo de proyectos en comunidades vecinas ha provocado la contaminación de arroyos que desembocan en el río Papaloapan.

La fauna que abunda va desde jabalíes, tigrillos, armadillos, jaguares, mariposas, entre otros.

Cafetales, árbol de hule, plátanos, mangos y naranjas son parte de la flora del clima tropical de la región.

San José  Chiltepec

Chiltepec significa “Cerro de los chiles”, se forma de Chilli: chile, Tepetl: cerro y C: en.

En la lengua chinanteca su significado es diferente, ya que para decir Chiltepec se usa “júyú” donde Jú es pueblo y Yú se traduce por sol, entonces para los Chinantecos es “Pueblo de Sol”.

Se localiza en la región del Papaloapan, al norte del estado.

Limita al norte con el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec, al sur con el municipio de Santa María Jacatepec, al poniente con el municipio de San Lucas Ojitlán y al oriente con el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec.

El paraíso