Santa María Mixistlán, Oax.- Aquí, donde las nubes cubren el cerro y la neblina entra por las ventanas, a muy temprana hora inician las actividades musicales.
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Desde las cinco de la mañana se puede escuchar por el altavoz Las Mañanitas y posteriormente la música tradicional y regional.
La población en coordinación con sus autoridades busca rescatar parte de su cultura, principalmente la música y su indumentaria tradicional.
Por ello, en los últimos años ha buscado apoyo, para contar nuevamente con una banda filarmónica. Y en este mismo sentido, con los trajes.
En medio de la neblina se alcanzan a escuchar las notas musicales, que interpretan las niñas y niños que integran la Banda Filarmónica Municipal de la comunidad, quienes ensayan todos los fines de semana, desde hace cinco años que se rescató la banda.
La comunidad al rescate y preservación de su legado
Santa María Mixistlán es actualmente agencia municipal de Mixistlán de la Reforma y se encuentra enclavada en la Sierra Mixe, al noroeste del estado de Oaxaca.
El presidente del Comité de la Banda Filarmónica Municipal, Daniel Morales Pascual, señala que la música es un elemento fundamental para la cultura, porque antes, se reunían las personas de edad avanzada para tocar en las festividades.
Sin embargo, no existía una nueva generación que pudiera quedarse con este legado cultural.
Mixistlán era la cabecera municipal, pero debido a problemas internos durante los años 60, ahora el municipio es Mixistlán de la Reforma.
Durante este proceso político-social, los instrumentos fueron llevados al nuevo municipio y Santa María se quedó sin banda filarmónica.
Margarita Ramírez Vargas, explica en su lengua natal, ayuujk, que se llevaron todos los instrumentos y esto mismo hizo que también perdieran su vestimenta, porque llegaron personas de fuera a comprar su indumentaria.
“Si ustedes ya no son municipio, ya no tienen banda, para qué quieren su vestimenta, mejor véndelas y así tendrán un poco de ingreso y como la gente también necesitaba (dinero) pues las vendimos”, recuerda la señora, quien ahora se muestra contenta pues la comunidad está trabajando en el rescate de la música e indumentaria.
Margarita, risueña en su hablar, comenta que su papá fue Francisco Ramírez Luna, quien impulsó la conformación de la banda filarmónica municipal en 1944, pero vino el cambio del municipio y con ello desapareció la banda, pero fue en 1977 cuando nuevamente acudió a la cabecera a rescatar parte de los instrumentos.
“Mi padre fue quien rescató los instrumentos que ahora guardan celosamente las autoridades; actualmente, la banda ocupa el tambor y la tuba, (porque) nos regresaron instrumentos que ya no servían”, platica Margarita.
El rescate de los instrumentos
De su lado, Marcelino Pérez Castellanos señala que hoy el pueblo nuevamente se levanta “ya es un pueblo vivo, un pueblo con banda, gracias a los que lucharon, principalmente a Francisco Ramírez por impulsar y rescatar nuestra banda”.
Después de conformar nuevamente la banda, nadie le dio seguimiento, no transmitieron su conocimiento musical a las nuevas generaciones, se perdieron los sonidos, el pueblo estaba muerto, porque es así, un pueblo sin música es un pueblo sin vida, señala el presidente de la banda, quien es uno de los músicos veteranos de la agrupación.
Los mismos niños y niñas son los que se enseñan, porque no cuentan con director, será el pueblo quien decida si cuentan con un maestro.
El mismo pueblo que hace cinco años aportó sus recursos para comprar algunos instrumentos y pagar a un maestro para que les enseñara.
“Hay muchas necesidades, porque hasta ahora no hemos adquirido todos los instrumentos, siguen ocupado los viejos, como la tuba y el tambor, no tenemos un director quien enseñe de manera permanente”, comenta el presidente de la banda municipal.
Dio a conocer que hace dos años la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) apoyó el proyecto de recuperación de sus trajes, esos que hoy ocupan los 25 integrantes de la banda filarmónica municipal, todos menores de 14 años.
Huipil, legado ancestral
Citlali, es una de las integrantes de la banda, toca saxofón y expresa su emoción por pertenecer a la banda y representar a su pueblo en otras comunidades o en la ciudad.
Ella es una niña imperactiva que ama a su comunidad, quiere que su pueblo sea conocido y es por ello también pertenece a la selección infantil y participó en la Copa Juárez, que se llevó a cabo el 12 De marzo en San Pablo Guelatao.
Porta orgullosa su vestimenta; sus collares son lo más preciado que tiene, porque es un regalo de su abuela. Hoy ya no se pueden conseguir tan fácil o son de otro tipo de material, menciona.
Lleva dos años en la banda filarmónica, ha representado a su comunidad en otros pueblos, sobre todo en las festividades y siempre ha llevado su vestimenta con el fin de que la conozcan otras personas y que la misma gente de su comunidad lo valore.
El pueblo
Margarita Ramírez también se pronuncia a favor del rescate de su ropa tradicional.
Aunque no porta su huipil, porque se incendió su vivienda y con ello todas sus pertenencias, ella busca que las nuevas generaciones lo ocupen, por ello ha sembrado las plantas con la cuales tiñen la manta y se puede obtener el color grisáceo.
“Estamos en ese proceso, ya estaba en extinción, no sé cómo se llama en español aquí la conocemos como keny”, comenta.
Cuando se le pregunta qué significado tiene su traje. Ella contesta “nuestra vestimenta la portaba la virgen María, cuando llegó a nuestra comunidad, tenía su enredo y su huipil, de ahí nuestros antepasados empezaron a vestirse así”.
Morales Pascual Invitó a que visiten la comunidad, conozcan parte de su cultura “cómo vive nuestra gente, cómo son nuestras tradiciones y costumbres, somos un pueblo unido y le damos la bienvenida a todos nuestros visitantes”.