Juchitán de Zaragoza, Oax.- Su sueño es concluir su carrera de Ingeniería Industrial y ser alguien en la vida, Naomy Méndez Romero confiesa que en muchos momentos de su vida estudiantil ha pensado en declinar y no por la falta de recursos económicos sino porque es muxe y sufre homofobia emocional y laboral.
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Con 24 años de edad, “Naomy” decidió a los 15 años de edad dejar atrás a Iván (su nombre real) y luchar porque día a día se reconozca y tolere al tercer género y esto incluye construir un tercer sanitario en los centros públicos, porque lamentó que “es triste saber que no ha habido un solo muxe que diga no haber sufrido homofobia”.
En Juchitán, los muxes prefieren dedicarse a los oficios como estilistas y artesanos de ropa típica y otros más como coreógrafos, con la finalidad de no sufrir homofobia laboral, sin embargo aún así la han vivido e incluso han sido asesinados.
Recuerdos presentes
Tocar el tema para Naomy es retroceder el reloj de su vida, a una de sus mejores amigas, a Niza, la cual mataron y presume que fue por homofobia y machismo, poco le gusta hablar del tema, porque asegura se remueve lo más profundo de su corazón.
“Con Niza salíamos todas las noches, la mataron después de salir de una vela, fue por este mes de mayo y la encontramos cerca de Playa Vicente, ha sido una parte de mi vida tan triste, porque es lamentable que la sociedad no nos acepte tal cual somos, nosotros no le hacemos mal a nadie, simplemente somos muxes y ya”, expresó.
Le da tristeza imaginar que gran parte de la sociedad no los acepta y cada vez que los ven pasar por alguna calle o avenida, los discriminan con palabras y actos.
-¿Mira cómo mueve el trasero! ¡Ahí va ese putito, lo conoces! ¿No te da pena estudiar? ¡En este baño entran hombres y no putos! ¡Aquí entran mujeres y no muxes!- son expresiones que Naomi confiesa que vive a diario, no sólo en su escuela, sino también en la calle.
En la preparatoria ella intentó abandonar los estudios, porque a pesar de que sus sentimientos eran de un muxe sufría bullying y discriminación verbal, por lo que no podía realizarse humanamente, tuvo que acatar las reglas escolares que incluían llamarle por su nombre de pila, vestir de camisa y pantalón como un varón y evitar cualquier pose femenina.
“Todas las noches llegaba a casa y me ponía a llorar, porque no soportaba esas palabras de ofensas, gestos y hasta empujones, agradezco a mis padres Guadalupe Romero y Orlando Méndez, quienes no me abandonan, siempre están dándome ánimos y ahora que me ven que visto como Naomi, simplemente me respetan”, expresó.
En su andar, Naomy muestra la imagen fresca de una joven veinteñera, camina firme, viste y sonríe con seguridad, su deseo no es ser mujer y tampoco hombre, sino que socialmente la respeten como lo que es, un muxe.
Reconoció que ha sido un conflicto el tema de los sanitarios en los espacios públicos, principalmente en las velas (ceremonias tradicionales del Istmo) y en las escuelas porque no es hombre y tampoco mujer sino muxe , al igual en el ámbito laboral.
“A mucha gente le cuesta relacionarse con un homosexual o travesti o transgénero, por ejemplo, en mi escuela no hay un tercer baño y a diario vivo momentos desagradables en los baños de varones, porque si entro en el de las mujeres de inmediato me reportan a la dirección”.
En el mundo estudiantil que vive, se ha enfrentado con muchas adversidades desde algunos de sus profesores quienes la obligan a respetar su nombre oficial que aparece en el acta de nacimiento y hasta quienes le dicen que sus “gestos” los haga fuera del plantel.
Día de lucha escolar
“Al llegar a la escuela me siento como un pajarito enjaulado porque escucho murmullos pero no me dejo caer, lo que he hecho para que me respeten es crear foros con la ayuda de amigos, la autoridad estudiantil y amigos de la comunidad muxe de Juchitán y ha sido muy halagador saber que les interesa conocer cómo vivir una vida sexual libre de enfermedades venéreas”, expresó.
Señaló que es lamentable que en diversos países a los muxes y travestis los consideren como enfermos mentales, porque en el año de 1990 en Estados Unidos se retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense, sin embargo en la región Istmeña todavía se sigue insistiendo en la lucha por los derechos LGBT.
“Fue hasta casi 20 años después, en 1990, cuando la homosexualidad fue retirada de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud, pero nosotros que nos vestimos de mujer, entonces somos enfermos mentales o como nos llamen” recalcó.
En México, el Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación (Conapred), único organismo a nivel federal que se encarga de promover políticas y medidas a favor de la igualdad y los Derechos Humanos de grupos discriminados (incluido el colectivo LGBTTTI), nace en 2003, apenas hace 13 años.
La Ciudad de México, considerada una ciudad modelo en materia de Derechos para la comunidad LGBTTTI, tiene sus logros muy recientes. En 2009 se modificó el Artículo 146 del Código Civil para el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), lo que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y en 2014 se reformaron, adicionaron y derogaron diversas disposiciones del Código Civil y de los Procedimientos Civiles, para hacer posible el reconocimiento legal de la identidad de género para las personas transgénero y transexuales.
Reconoció que la discriminación laboral es frecuente, porque los encargados de reclutar personal al ver a un muxe, de inmediato le cierran las puertas y no comprenden cómo en una empresa pueden trabajar y desempeñar cargos como cualquier persona.
“Si se hace un análisis, difícilmente los muxes ocupan una gerencia en una empresa, no los hay, por fortuna durante dos periodos los ayuntamientos de Juchitán han privilegiado la dirección de la diversidad sexual, antes sólo nos veían para echar relajo, para gritar en las campañas políticas o ser la cereza del pastel, eso ya no queremos”.
Naomy combina sus estudios con la coreografía, el peinado y el maquillaje, además da pláticas a jóvenes; acude semanalmente a escuelas de nivel secundaria, preparatoria y profesional, su anhelo es ver una sociedad tolerante, en donde no se discrimine, sino que se respete, por el simple hecho de ser un humano.