Oaxaca, Oax.- La operación hormiga, que utilizaban los profesores de la Sección 22 del SNTE para superar un filtro policial, sobre todo en la Ciudad de México, ahora se la aplicaron los turistas y oaxaqueños quienes acudieron al Segundo Lunes del Cerro.
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De nada sirvió que hayan impedido el ingreso por la carretera del Cerro del Fortín, en el crucero con las avenidas Crespo, Héroes de Chapultepec y Venus, como la principal estrategia para boicotear la celebración, porque literalmente les dieron la vuelta por calles aledañas al hotel Fortín Plaza y de la colonia Figueroa. Y al final, lleno total.
Poco antes de las nueve de la mañana, unos 100 profesores de las regiones Costa y Sierra bloquearon la carretera del Cerro del Fortín –a escasos 30 metros de un contingente de policías antimotines, que estaba resguardado detrás de mallas metálicas–, y con tres autobuses del servicio urbano de pasaje, las bocacalles de Crespo, Venus y Marte, para impedir el acceso. Y quizá con el fin de generar un escenario de caos, hasta prendieron lumbre a basura y algunos plotters o lonas.
“No hay paso, no hay paso”, gritaban ufanos a quien se acercaban a la valla.
Aunque de por sí, por la escasa participación de las bases, algunos turistas y oaxaqueños se envalentonaron, enfrentaron a los profesores y con empujones, pasaron a la brava en el bloqueo. Aunque, no faltaron algunos reclamos e insultos. “¡Déjenos pasar, venimos a su fiesta!”, reclamó una visitante nacional. Un profesor, respondió rápidamente. “Aquí, nadie está de fiesta, tenemos 11 muertos”.
Pero, eso no impidió que quienes querían acudir al Segundo Lunes del Cerro, siguieran pasando aprovechando la inferioridad numérica de los manifestantes. Hasta que una compañera se acercó al representante de la Sierra y presidente de la Comisión de Escalafón, Abelardo Salvador Carlos, para pedir que el bloqueo se pusiera metros abajo, y así tratar de evitar el paso por completo.
“¡Hey, compas, para acá el bloqueo!”, gritó Salvador Carlos. Los profesores se pusieron rígidos y casi ya no pasó nadie, salvo una señora de edad que empujaba una andadera.
“¡Allá en Nochixtlán hay otra fiesta; es una fiesta del pueblo”, lanzó un iracundo profesor a un grupo de turistas francesas que pretendían llegar al auditorio Guelaguetza.
Hasta paramédicos del Cuerpo de Bomberos tuvieron que sacar a una mujer en camilla en medio del bloqueo para después subirla a una ambulancia.
Sin embargo, poco después la operación hormiga apareció. Ya sea por recomendación de agentes de la Policía Vial o de personal del gobierno estatal apostado en el crucero de Héroes de Chapultepec y Joaquín Amaro, los turistas y oaxaqueños se encaminaron por la privada de La Paz, en la colonia Figueroa, después acceder a la calle de Crespo y finalmente llegar a las escaleras del Fortín.
Cuando se dieron cuenta los profesores, ya el auditorio Guelaguetza estaba a tope. guarecido del sol debajo de los árboles o de la sombra que ofrecían algunos edificios. “¡Órale compañeros, párense, no sean huevones; bloqueen ahí!”. Pero, nadie hizo caso y la festividad salió adelante.