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PROSPERA, UN “MEJORALITO” PARA LA POBREZA INFANTIL EN OAXACA


Redactado por: adriana bravo
mayo 7, 2016 , a las 1:08 am

Santiago Yogana, Oax.- “Con Prospera mis hijos crecen”, afirma el letrero rotulado en la pared que acompaña el acceso a la población, en donde el 49.31 por ciento permanece en los indicadores de pobreza extrema.

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El programa federal que promete “mejorar las condiciones de vida de las familias, el disfrute de los derechos sociales y el acceso al desarrollo social con igualdad de oportunidades”, ha sido un mejoralito en el combate a la pobreza, la cual impacta de manera más severa al sector infantil.

En la comunidad, no todos los niños y niñas son beneficiarios del programa que de manera bimestral destina recursos económicos a quienes asisten a la escuela. Las madres de un 40 por ciento de los infantes inscritos en educación básica no están contempladas en el padrón.

Sin beneficios de programas federales

Zeferina García se ubica dentro del universo de exclusión del programa federal. Es madre de cinco hijos, de los cuales tres asisten a la escuela. Ella habita en una casita empotrada a la orilla de Yogana.

Un 60 por ciento de su vivienda es de carrizo y lámina. El ingreso familiar está sostenido en el trabajo como albañil que desempeña el padre de familia. Por esta labor gana entre mil 200 y mil 800 pesos semanales dependiendo del trabajo que le toque hacer.

Durante tres años continuos solicitó su inscripción al programa federal para poder asegurar la permanencia de sus dos hijas y un hijo en la escuela; sin embargo, en ese lapso la respuesta fue repetitiva: “No quedó dentro del padrón”.

Zeferina renunció a creer en cualquier ofrecimiento de gobierno porque “vienen, nos piden papeles, hacemos trámites, nos piden documentos como la credencial de elector, la presentamos una, dos, tres veces. Es cuando uno piensa mal y cabe la posibilidad de que ocupen nuestros nombres para el beneficio de otras personas. Mejor vivimos como Dios nos dé en este mundo”, expresa.

Aunque el ingreso es apretado, Zeferina hace lo posible por cubrir todas las necesidades básica de sus hijas e hijo.

Más carga para las mujeres

Para que niñas y niños sean beneficiarios de los recursos de Prospera o a la alimentación en las cocinas comunitarias, las reglas de operación cargan en las madres de familia la responsabilidad de acceso.

Así, en Yogana quedó establecido por las promotoras del programa, la obligatoriedad de las mujeres en barrer la localidad “para desquitar el dinero que reciben de ayuda”; lo anterior, sumado a la obligatoriedad de asisitr a las consultas médicas periódicas para manenerse vigentes.

Las madres de familia no están de acuerdo con la determinación de barrer las calles a cambio de mantenerlas en el padrón, porque les representa una doble o hasta triple jornada de trabajo.

Por otro lado, para que las y los niños puedan tener acceso a alimentos en la cocina comunitaria, las madres de familia tienen que prestar su servicio, lo que carga aún más las labores que ya realizan en el hogar.

Cuando estas condicionantes en las madres de familia no se cumplen, el Estado mexicano no garantiza a los infantes el derecho a la educación y a la alimentación; consecuentemente, los indicadores de pobreza y desnutrición continúan.

El calor de inicios de mayo sofoca. Los campos secos reflejan los efectos de la canícula que afectó el año pasado. La falta de lluvias devastó los cultivos y enredó en crisis  por la escasez y encarecimiento de alimentos. Las familias continúan en la lucha por alimentarse.

Yogana, pobreza palpable

En los indicadores de la Secrearía de Desarrollo Social (Sedesol), la localidad aparece en muy alto grado de marginación. El 85.47 por ciento de la población vive con dos salarios mínimos obtenidos principalmente en los jornales de trabajo en el campo o en labores de albañilería.

A nivel nacional ocupa el lugar 108 por rezago y pobreza, en donde el 49.3 por ciento vive en algún grado de hacinamiento.

El director de la escuela primaria Libertad, Timoteo López, afirma que la situación de pobreza en general afecta principalmente a las y los niños, lo cual se refleja en bajo peso y talla. “La mayoría de los padres de familia no tienen ingresos fijos, pocas son las madres beneficiarias de Prospera”, explica.

El docente afirma que la realidad que se expresa en comerciales del gobierno federal contrastado con lo que se vive en las comunidades, establece un abismo. “Yo no entiendo cómo en los partidos se gastan millones de pesos y no se invierte en la niñez”.

En un ejercicio de valoración de salud que realiza la escuela primaria, se tomó peso y talla del alumnado de primero a sexto. Aunque aún no se tiene el diagnóstico final, los resultados arrojados hasta el momento establecen que un 30 por ciento podría persentar desnutrición.

La docente del primer grado escolar, Beatriz Juárez García, considera que las políticas públicas dirigidas a garantizar la alimentación en niñas y niños no son las adecuadas porque, ejemplificó, a través de las cocinas comunitarias se proporcionan alimentos que no se adaptan a los hábitos de la población.

Alimentación “extraña”

La alimentación adecuada, además de nutritiva, debe ser también culturalmente aceptable. Mientras que en la población la dieta tiene como base el frijol, tortilla y huevos, el DIF envía al comedor comunitario soya, sardina y atún.

Los escolares se resisten a ir al comedor porque la comida no les resulta familiar al paladar. Al inicio del ciclo escolar, unos 35 asistían durante la hora del almuerzo, actualmente son menos de 15.
“Sabemos que la comida como la soya o el atún es nutritivo, pero no son alimentos a los que ellos están adaptados”, indica la docente.

La realidad expresada por los habitantes de Yogana contrasta con lo que asegura el gobierno federal que recientemente informó, que en tres años, un millón 100 mil menores salieron de la pobreza extrema; la carencia de salud disminuyó del 19.7 por ciento al 16.2 por ciento, mientras que hubo una reducción del 74 por ciento en desnutrición infantil en el país.

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