El joven gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez ha optado por inhabilitar al PRI a través del patético Roberto Lima Morales, quien lejos de revivir al partido, cambiar estructuras y recorrer el estado para reencontrarse con la militancia tlaxcalteca, ha preferido esconderse, lamerse las heridas de la derrota electoral del año pasado y sobre todo fungir como “quinta columna” para facilitar en Tlaxcala la llegada al poder de Morena.