Por ENRIQUE QUINTANA
Arturo Herrera, titular de Hacienda, acudió esta semana a la primera reunión del FMI y Banco Mundial, a la que acude en calidad de responsable de las finanzas nacionales.
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Herrera sabe que no puede ‘saltarse’ ni delegar este encuentro que se realiza en Washington si quiere construir una relación de confianza con los financieros de todo el mundo.
Cuando un funcionario llega a este escaparate internacional, sabe que corre riesgos pues, por ejemplo, una declaración desafortunada puede tener consecuencias graves.
Todavía se recuerda el dicho del entonces secretario de Hacienda de México, Agustín Carstens, quien sugirió en 2008 que lo que afectaba a la economía mexicana era apenas ‘un catarrito’… que luego demostró ser más bien una pulmonía grave.
En alguna otra ocasión, Carstens también fue inquirido por aquello que le quitaba el sueño y señaló que solo eran los “ladridos del perro de sus vecinos”… aludiendo a que la situación de la economía lo dejaba dormir tranquilo.
Esta semana, Arturo Herrera también habló de lo que no le dejaba dormir por las noches. Y, por lo visto, hay asuntos más relevantes que los temas caninos: la desaceleración de la economía.
¿Por qué le preocupa a Herrera que la economía crezca poco o de plano no crezca?
Más allá de las inquietudes sociales que tiene el secretario, el problema es que un menor crecimiento económico usualmente implica una menor captación tributaria.
El escenario de ingresos para 2020, que quizá hoy pueda ser aprobado en el Pleno de la Cámara de Diputados, fue construido sobre el supuesto de un crecimiento del PIB de 2.0 por ciento el siguiente año.
Las estimaciones actuales de los expertos del sector privado promedian 1.2 por ciento. Sin embargo, si no se dieran una serie de circunstancias, podríamos tener una tasa aún menor.
Las más importantes son el desempeño de EU, la ratificación del T-MEC y la permanencia del grado de inversión de Moody’s para Pemex.
Si la captación tributaria bajara de manera importante por no cumplirse con los supuestos económicos, probablemente sería necesario hacer un nuevo ajuste en el gasto público, que resultaría más sensible aun tras de los recortes ya realizados en este año.