Oaxaca, Oax.- Su amor y respeto por Oaxaca lo plasman en los platillos que elaboran, en los cuadros que pintan o en las acciones que efectúan a diario.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR
Martina Escobar Montero, propietaria del restaurante Catedral y una de las más férreas defensoras de la gastronomía oaxaqueña está agradecida con la ciudad que la recibió hace más de 45 años y la adoptó como propia.
“Amo esta ciudad y deseo un Oaxaca en paz, tranquila, un lugar que merecemos los oaxaqueños, ya hemos sufrido mucho y necesitamos recobrar esos espacios tan importantes para los ciudadanos”, expone una de las chefs más reconocidas del estado.
Hace ya más de tres décadas Martina decidió comenzar un negocio en el corazón de la ciudad y trabajar día a día por la preservación de la riqueza de la comida tradicional oaxaqueña y del Istmo de Tehuantepec.
Si somos oaxaqueños debemos hacer conciencia y querer y cuidarla, no que a veces un pequeño grupo cierra las calles por cualquier situación y tampoco son conscientes del daño que le hacen a la ciudad, reflexiona.
Todos los días supervisa cada uno de los platillos que salen de la cocina de su restaurante y verifica que el sabor y calidad cumplan los mayores estándares de sabor para atrapar al comensal y que recorra Oaxaca a través de sus sabores, olores y colores.
Pide cuidar a los turistas que visitan el estado y que es uno de los sectores de mayor importancia para la economía del estado, dado que no se tienen industrias, “debemos tratar al estado con respeto y es justo que las cosas cambien”.
Cuna de grandes talentos
Shinzaburo Takeda, artista plástico de nacionalidad japonesa y con una residencia de décadas en Oaxaca, no se imagina lo que sería vivir sin tener la gastronomía, sus sitios arquitectónicos, folclore y tradiciones de la Verde Antequera.
Impulsor de talentos como, Israel Nazario, Rolando Rojas, Ixrrael Montes, Francisco Monterrosa y Saúl Castro califica a Oaxaca como una tierra de artistas.
“Oaxaca ha cambiado muchísimo, en lo artístico ha crecido el conocimiento para lengualizar el arte plástico y ya tiene un nivel intelectual y en otras áreas se percibe un gran crecimiento que a todos atrapa”, dice.
El talento artístico de los oaxaqueños es evidente, cada uno de los creadores se gana el respeto y eso es lo que debemos preservar, explica.
Sin duda algo que se debe preservar es la propia belleza de la ciudad, sus tradiciones, cultura y esa riqueza gastronómica que tantos paladares conquista dentro y fuera del estado, sostiene Takeda.
A sumar esfuerzos
Tengo entregada mi alma a mi tierra y no he descansado en darle lo mejor de mí y de mi profesión para apoyar a lograr su desarrollo, sostiene la pedagoga oaxaqueña Beatriz Esesarte Pesqueira, propietaria de la escuela de natación Acuarela.
Quien obtuviera el galardón internacional Virginia Hunt Newman, a lo más destacado de la enseñanza de la natación para bebés, resume a Oaxaca como luz, compromiso, riqueza cultura y calidez de su gente.
Sin embargo a ella le preocupa el cuidado del medio ambiente y sobre todo del agua, al presentarse graves déficits en su suministro para la población en general, “es ahí en donde se deben sumar esfuerzos y cuidarla”.
Desde nuestros espacios difundimos la importancia de preservarla y lograr que los ríos de Oaxaca se recuperen, pero para eso – dice – se requiere del rescate de los valores humanos y como sociedad.
“Tenemos todos que preservar los bienes tangibles e intangibles de un estado y una ciudad declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad y generar sinergias entre ciudadanos y autoridades, no hay más para superar rezagos y alcanzar metas”, reconoce la pionera en México de la aplicación científica y la psicomotricidad en la enseñanza de la natación.
Valorar las riquezas
A Rosa Silvia García Pineda nadie le puede decir lo que es llevar las riendas de una ciudad.
Hace apenas un año la mujer oaxaqueña se desempeñó como encargada de despacho de la presidencia municipal tras la salida del ahora secretario de Administración, Javier Villacaña.
“Todo lo que hago, lo realizo por el bien de nuestro estado, aquí tenemos riquezas inimaginables que no hemos sabido valorar”, reconoce.
Promotora incasable de la ciudad a lo largo de su vida, reitera la importancia de cuidar y preservar el nombramiento como ciudad Patrimonio de la Humanidad y que no se le ha dado el valor que tiene.
“La cuna de grandes héroes y una historia impresionante requiere de trabajo constante y sobre todo de ciudadanos comprometidos con su tierra, con sus riquezas y es ahí en donde pedimos redoblar esfuerzos”, comenta.
Sin dañar a terceros
José Estefan Acar, presidente del Patronato Oaxaqueño de la Cultura Popular, conoce a su gente y su entorno.
Testigo de las crisis que ha enfrentado el estado en unas décadas, sostiene que los oaxaqueños son de los que no se quedan callados, pero ahora, dice -no debemos afectar a terceros y mucho menos dañar la economía-.
“Nuestros visitantes anhelan visitar los sitios emblemáticos de la ciudad, como el zócalo, la Alameda de León y otros lugares, pero en ocasiones no ha sido posible y eso afecta gravemente la imagen del estado”, lamenta.
Promotor de la Guelaguetza, de la gastronomía y su folclore confía en el diálogo como única herramienta para solucionar cada uno de los complejos problemas que persisten en la entidad oaxaqueña.
Qué Oaxaca les vamos a heredar a nuestros hijos, nietos, etcétera, cuestiona.
No podemos permitir que personas con grandes talentos salgan de su tierra por falta de oportunidades, hoy es momento de asumir retos y cambiar las cosas apegados a la ley, sin bloqueos de calles o violencia, dice.
Referente mundial
Abigail Mendoza Ruiz, cocinera tradicional a través de sus guisos ha mostrado al mundo la riqueza de su estado.
La mujer originaria de Teotitlán del Valle ha dedicado toda su vida a la producción y promoción de la cocina oaxaqueña a nivel nacional e internacional.
También ha fungido como embajadora de la iniciativa social, educativa y cultural “Celebrando México”, pero a ella le motiva difundir la riqueza de su tierra, Oaxaca.
Propietaria desde hace 27 años del restaurante Tlamanalli (Dios de la Comida) en Náhuatl promovió ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que la gastronomía sea reconocida como “Patrimonio de la Humanidad”.
“Trabajando en lo que somos y con profundo respeto a los demás, podemos salir adelante como sociedad y como estado, al ser de los más ricos de la República Mexicana, pero sin esto difícilmente lo lograremos”, reflexiona.
Orgullosa de estar reconocida entre las mejores cocineras tradicionales y de ofrecer lo mejor de la cocina mexicana, cita a Oaxaca como referente mundial de la riqueza cultural, artística y arquitectónica.