Dublín, Irlanda.- La decisión británica de abandonar la Unión Europea puso a la isla de Irlanda ante la posibilidad de una marea de viejas y nuevas ilegalidades.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR
Pero esa puede ser la situación menos compleja para los irlandeses, que antes y después del Brexit, fueron comparados con los pasajeros de un auto, con poco o ningún control sobre el volante, pero tan afectados o más que el conductor en caso de un accidente.
La recreación de una frontera dura en la isla no sólo acarrea riesgos económicos, sino también riesgos para el proceso de paz” en Irlanda del Norte, advirtió John Fingleton, que dirigió la Oficina Británica de Comercio Justo entre 2005 y 2012 y antes la Oficina de Competitividad de Irlanda.
El Brexit no contemplaba seguramente esas consecuencias, pero en Irlanda –país soberano miembro de la Unión Europea– se redescubren viejos dilemas.
Ahora, por ejemplo, vuelven a tener una frontera de 500 kilómetros con una nación externa: Irlanda del Norte, parte de Reino Unido de Gran Bretaña, y que tarde o temprano una y otra parte deberán instalar puestos de migración y aduanas.
Autoridades de ambas partes han indicado que eso no sucederá pronto, pero hay visiones menos optimistas, o tal vez más realistas.
Para los irlandeses mayores de 30 años es una situación familiar, pues recuerdan cuando el ejército británico trataba inútilmente de controlar una frontera cruzada por miles de veredas y que los guerrilleros del Ejército Republicano Irlandés (IRA) cruzaban a voluntad, al igual que los agricultores o pastores, pues en la zona no había, ni hay, señales divisorias.
Hoy, cita un cable de Associated Press, el mayor indicativo de que se cruzó la frontera es que en Irlanda del Norte las distancias carreteras están marcadas en millas y en la República de Irlanda en kilómetros.
Para el largo plazo quizá no importe, si se cumplen los augurios del internacionalista estadunidense Richard Haas, que según el diario Irish Times predijo la disolución de Reino Unido en un plazo de cinco años, con Escocia independizada e integrada a la UE y los irlandeses unificados –o casi–.
La agencia AP consigna además la posibilidad de que resurjan sentimientos nacionalistas. Gran Bretaña y la República de Irlanda ingresaron juntas a la UE, en 1973, y para 2005 el IRA, que realizaba ataques terroristas en Iranda del Norte para buscar la reunificación de Irlanda, renunciaba a la violencia.
Pero Irlanda del Norte depende del substancial financiamiento de Westminster y de la inversión extranjera directa para acceder a los mercados europeos. Depende críticamente del comercio con la República de Irlanda y eso significa que ambas economías van a sufrir”, comentó Fingleton en una columna para el Irish Times.
Los temores actuales se refieren sobre todo a la economía de la región fronteriza. Por lo pronto, es posible que los habitantes de la región no sufran mucho, aunque hay algunos agricultores preocupados por la perspectiva de que los subsidios de Gran Bretaña no sean tan generosos como los de la Unión Europea.
Además, hay preocupación respecto a lo que pasará con las fluctuaciones de moneda entre el euro y la libra esterlina, que beneficiarían ya no a una región en su conjunto, sino a ciudades de dos países oficialmente distintos.
La salida de Reino Unido de la Unión Europea podría llevar a la marginación del idioma inglés en el continente.
La permanencia de la lengua inglesa está en el centro de un debate que por lo menos divide opiniones y de cualquier manera lleva a una situación irónica.
Según la agencia EFE, la portavoz de Presupuesto y Recursos Humanos de la UE, Andreana Stankova, considera que el sitio del inglés como idioma oficial será mantenido
Sin embargo, la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Eurocámara, la excomisaria (2004-2009) Danuta Hübner, aseguró que “si Reino Unido se va, no habrá inglés”, al menos oficialmente.
La Unión tiene 24 lenguajes oficiales “de trabajo”, aunque inglés y francés son los predominantes en la comunicación diaria.
Cada país tiene derecho a plantear un lenguaje y Reino Unido puso al inglés cuando ingresó.
Los otros dos países angloparlantes de la UE, las Repúblicas de Irlanda y Malta, propusieron sus lenguajes ancestrales
–gaélico y maltés–.
Ahora hay dudas en tanto que la anunciada salida de Reino Unido llevó a algunos representantes franceses a replantear el uso del inglés.
El inglés, sin embargo, es el segundo idioma de la mayoría de los europeos.
Para Natacha Bouchart, alcaldesa de la ciudad francesa de Calais, debe renegociarse el acuerdo que permite a los británicos mantener una oficina de migración en el lado francés del túnel que comunica a Europa y Gran Bretaña a través del túnel de 50.5 kilómetros.
Los pasajeros del tren no resentirán mucho el Brexit, toda vez que ya se verifican pasaportes en ambos lados del túnel.
Pero para Jacques Gounon, principal ejecutivo del Eurotúnel, no es necesario cambiar de ubicación los controles fronterizos británicos situados en el lado francés del túnel.
Sin embargo, las autoridades de ambos países creen que el Brexit agregará presión para que los migrantes empeñados en alcanzar Reino Unido busquen hacerlo antes de que la frontera se convierta en “un enorme muro”.
Los británicos deben absorber la consecuencia de sus opciones”, como el choque de los migrantes que son retenidos en un campo de refugiados cerca de Calais, dijo Bouchart.
La carrera por suceder a David Cameron al frente del gobierno británico vivió ayer un giro digno de Shakespeare o El Padrino con la renuncia de Boris Johnson, horas después de ser traicionado por su lugarteniente Michael Gove.
Johnson, el hombre que lideró la campaña victoriosa para sacar a Reino Unido de la Unión Europea, anunció que no será candidato en las primarias conservadoras, unos minutos antes de que se cerrara el plazo.
Lo hizo en un discurso en el que empezó parafraseando a Bruto, hijo y asesino del emperador romano Julio César, según la versión de William Shakespeare.
Tras consultar a mis colegas y en vista de la situación en el Parlamento, yo no puedo ser esa persona”, dijo Johnson tras enumerar los desafíos que le esperan al nuevo premier británico.
Poco antes, Gove había dicho que “Boris no puede aportar el liderazgo” necesario para los desafíos que se avecinan, como negociar la ruptura con la Unión Europea, por lo que decidió presentar su candidatura.
El anuncio estuvo precedido por un mensaje que su esposa, Sarah Vine, envió por error a otra persona y terminó haciéndose público.
En el texto, Vine le intentaba decir a Gove que desconfiara de Boris Johnson.
Para el ministro de Sanidad, Jeremy Hunt, lo de ayer “se parece un poco a la serieHouse of cards, o quizás es que demasiados políticos ven Juego de tronos”.
Más duro fue Michael Heseltine, una figura conservadora, que lamentó que Johnson se retire sin reparar los desperfectos de la victoria del Brexit:
Es como un general que encabeza a sus hombres con el ruido de los cañones de fondo, y los abandona al ver el campo de batalla”, agregó.
Cinco políticos buscan suceder a David Cameron en el puesto de primer ministro y al frente del Partido Conservador:
Theresa May. La ministra de Interior quería que el país siguiera en la UE, pero apenas se manifestó durante la campaña, por lo que no le costará tender puentes con el sector Brexit del partido. Tiene 59 años, es hija de un vicario y está casada con el banquero Philip John May. No tienen hijos.
Michael Gove. Fue aliado de Boris Johnson en la campaña por el Brexit, pero le dio la espalda para sorpresa general ayer, al presentar su candidatura. Antes, se le reprochaba haber traicionado a su amigo Cameron al optar por defender la salida de la UE. Tiene 48 años, fue ministro de Educación, y nació y se crió en Escocia.
Stephen Crabb. El secretario de Empleo y Pensiones fue el primero en lanzar su candidatura. Partidario de seguir en la UE, negó que pretenda revertir los resultados del referéndum. Es originario de Gales, tiene 43 años y es hijo de una madre soltera y creció en un hogar humilde.
Liam Fox. Adalid de los valores tradicionales del Partido Conservador, y euroescéptico notorio, el exministro de Defensa de 54 años se vio obligado a dimitir en 2011 por un conflicto de intereses. Compitió con Cameron en 2005 por el liderazgo conservador. Es médico.
Andrea Leadsom. La secretaria de Estado de Energía, de 53 años y euroescéptica, anunció su candidatura en Twitter invitando a “sacar el mejor rendimiento del Brexit”. Procedente del mundo de las finanzas, saludó el Brexit como “el día de la independencia” del país.