Entrevistado por separado, el director de Infraestructura de Agua de Puebla, Marín Escobar Solís, refirió que en los últimos cuatro años se logró incrementar en 7% la cantidad de agua que se distribuye en la zona conurbada, lo que equivale a 200 litros por segundo (lps) más a lo que se tenía antes o, para darse una mejor idea, a tener mil 728 pipas de agua grandes (de 10,000 litros) juntas en un día.
En la actualidad se da este servicio a 98.5% de la población, lo que representa llegar a cerca de 1 millón 690 mil habitantes de la capital poblana y la zona conurbada, expuso a su vez el Director de Planeación de la empresa concesionaria, Eduardo Moreno Curiel, quien añadió que hoy se llega a 25 mil 500 personas más que hace un cuatrienio.
Sin embargo, suministrar agua potable a la población es una tarea compleja, que implica grandes inversiones, obras y monitoreos constantes para atender cualquier contingencia que se presente, como lo llegan a ser las fugas o complicaciones en la red de pozos, tanques y tuberías, que actualmente es de 339 kilómetros y 192 pozos profundos.
Uno de los principales logros de Agua de Puebla desde que asumió la concesión del servicio es incrementar el suministro del líquido a través de la potabilización de agua sulfurosa, que en el pasado se iba directo al río Atoyac y se desperdiciaba, expuso, pues su uso era meramente recreativo.
El Director de Planeación de la empresa expuso que con las obras de la planta potabilizadora Paseo del Río se dio un paso importante en cuanto al aumento en el suministro de agua, pues se aumentaron al caudal 120 litros de agua por segundo que antes se desperdiciaban.
Sobre esto, Escobar Solís destacó que uno de los principales logros en cuanto a este aumento en el suministro de agua potable es que el costo social y político que se tuvo con esta obra fue muy bajo, cuando antes hubo proyectos como el de Nealtican, San Francisco Ocotlán o Acuaférico Norte, que implicaron conflictos que todavía se pagan.
Incluso, ambos directivos coincidieron en señalar que durante los últimos 15 años ninguna autoridad o empresa había hecho algo viable para traer agua a la capital poblana y las comunidades conurbadas, por lo que la demanda del servicio crecía -al igual que la población- y no era posible atenderla.