Puebla, Pue.- Las llamadas de extorsión telefónica en la zona donde se ubica Huehuetlán El Grande aumentaron 200 por ciento, luego de la ejecución de nueve personas en el municipio el pasado 3 de julio, informó Marco Antonio Aguilar Trejo, subsecretario de Inteligencia e Investigación del estado.
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Explicó que las llamadas a los pobladores fueron para ofrecer protección a fin de que no fueran atacados por la banda conocida como “Los Cuijes”, según las versiones.
Durante una entrevista radiofónica en el noticiario Buenos Díaz, especificó que antes de los eventos violentos en el municipio -donde presuntamente calcinaron a cinco personas que fueron halladas muertas en Cuautinchan-, muy poca gente o nadie sabía quiénes son “Los Cuijes”, cuántos son, o más detalles de la banda, sin embargo, refirió que la gente que se dedica a extorsionar, también se informa y aprovecha la psicosis para cometer delitos.
“Después del lunes, en Huehuetlán El Grande el nivel de extorsiones telefónicas subió 200 por ciento en la zona”, refirió.
Añadió que como parte de las llamadas a los pobladores les ofrecieron protección, supuestamente, de otros grupos como “Guerrero Unidos”, “Zetas” así como otros cárteles.
“Todo mundo hablaba, todo mundo decía: te voy a dar protección contra ‘Los Cuijes’. Quiénes eran los Cuijes o cuántos sabían de los Cuijes antes del lunes, muy poca gente. Pero la gente también lee, bueno los que se dedican a este tipo de cuestiones también leen y aprovechan esa psicosis que se puede generar en determinado lugar, justo para obtener algún beneficio”, expresó.
Aguilar Trejo añadió que el proceso fue hablar a la gente para ofrecerle protección de esta banda delictiva a cambio de un pago, aunque no especificó si hubo gente que cayó en el engaño.
De la misma forma explicó que uno de los factores que permiten extorsiones o la comisión de delitos a través de las redes sociales o vía telefónica, es que ambos sistemas permiten el anonimato. Por medio de Internet es posible “crear 20 perfiles diferentes y ser la misma persona”.
Admitió que históricamente las leyes siempre van un paso detrás de la tecnología, por lo que no existe una regulación del uso de las redes sociales y conforme hay progresos, la gente también avanza en sus métodos de ataque.