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LA NAVEGACIÓN COMO MODO DE VIDA ENTRE SUIZA Y MALLORCA


Redactado por: adriana bravo
abril 1, 2016 , a las 5:05 am

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Berna, Suiza.- Es ourensana, reside en (Suiza) -donde trabaja como directora del centro de la UNED- y ha ganado la pasada Semana Santa la regata de altura Ruta de la Sal en su versión norte, entre Barcelona e Ibiza, disputada a lo largo de 140 millas, en la categoría Alpha 2. Judit Vega logró el triunfo a bordo del Silsila, barco con el que compite el equipo del que forma parte en el Skipper Sailing Club, de Palma de Mallorca. En esta regata realizó labores de piano -encargada de izar, ajustar y arriar las velas- además de que el capitán, Javier Sanz, le encomendó ser la segunda de a bordo y se ocupó de los instrumentos de navegación, de llevar la comunicación e indicar las posiciones al comité de regatas.

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Fueron labores importantes dentro del equipo en una regata que se volvió muy táctica en la etapa final, aunque el Skipper Sailing Club pudo desarrollar la estrategia que había marcado para la prueba zigzagueando con bordos pequeños sin alejarse del rumbo directo. Así evitaron caer en una zona de calma que dejó a muchos barcos (31 de los 58 veleros que participaron en la versión norte) fuera de la competición, según explica la ourensana. Fue una victoria de equipo no profesional de ocho navegantes que consiguió dejar atrás a barcos más experimentados.

Judit Vega Avelaira comenzó a navegar hace casi cinco años: «Todo comenzó cuando inscribí a mi hijo en un curso de verano. Fue protestando todo el camino hasta la escuela náutica, pero al día siguiente vino muy temprano a despertarme. Mamá, levántate, que no quiero llegar tarde. Le encantó. Entonces pensé en hacer yo también la titulación para poder compartir esta afición con él». Se formó, obtuvo el título de PER (Patrón de embarcaciones de recreo), que amplió para poder llevar barcos de hasta 25 metros de eslora y cruzar hasta la península, relata.

De momento, con su club compiten en regatas locales en el Mediterráneo. Además de la Ruta de la Sal, han realizado rutas costeras en Mallorca. A pesar de vivir y trabajar en Suiza, aprovecha cada fin de semana, vacaciones o tiempo libre para volar a Palma -las comunicaciones son buenas con el país helvético- y poder entrenarse y competir. «La navegación me encanta, se ha convertido en un modo de vida. Me pone en mi sitio: saber lo pequeño que eres en medio de esa inmensidad que es el mar, y lo grande que eres por formar parte de este universo. El mar me enseña a ser valiente y humilde», explica sobre su afición. En ese no parar entre Suiza y Mallorca también encuentra tiempo, menos del que quisiera, dice, para visitar Ourense. Al contrario que entre el país centroeuropeo y Baleares, con este rincón de la península la comunicación no ayuda. «Intento ir al menos dos o tres veces al año. Soy gallega hasta la médula. Mis raíces, mi mundo, están allí», reflexiona.