Xalapa, Ver.- El Gobierno del priista Javier Duarte de Ochoa ha convertido a Veracruz en uno de los estados más peligrosos, más endeudados y más censurados de México, publica en un reportaje el diario británico The Guardian.
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El diario cuenta la historia de Alexander Figueroa, un joven de 22 años que fue sacado de su casa, en Córdoba, por hombres armados mientras almorzaba con su familia. “¿Dónde está el jefe?”, gritaban los hombres que vestían chalecos antibalas, botas de estilo militar y el cabello estilo a rapa.
Minutos después del asalto un comando del Ejército mexicano llegó a la casa de Alexander. Los soldados, como los hombres armados, dijeron buscar al padre de Figueroa, un líder local de la Federación de los Trabajadores de Caña de Azúcar. Él no estaba en casa, y escapó de ser arrestado, pero su hijo desapareció desde ese día de septiembre de 2014.
“Lo hemos buscado en las colinas, los ríos, y las fosas comunes pero no hay noticias de él”[…] “Tenemos fotos y testigos, pero las autoridades siempre niegan que fueron los militares”, dijo la madre de Figueroa, Ana Lilia Ortiz, a The Guardian.
El caso de Figueroa forma parte de decenas de personas que han desaparecido en la región en los últimos seis años, en medio de un aumento de violencia entre los cárteles de la droga y los cuerpos policiacos corruptos.
“Bajo la administración del Gobernador Javier Duarte de Ochoa, que inició en 2010, Veracruz se ha convertido en uno de los estados más peligrosos, más censurados y más endeudados de México”, recalca el diario británico.
El priista no puede aspirar a la reelección de su cargo en los comicios del próximo domingo cuando 12 estados del país, incluido Veracruz, elegirán nuevo Gobernador.
En estas elecciones, señala la publicación, la baja popularidad de Duarte podría ayudar a poner fin a 86 años consecutivos de Gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la entidad, lo que sería “un duro golpe para el partido que ha dominado por mucho tiempo la política mexicana, tan sólo dos años antes de una elección presidencial”.
“Es uno de los gobernadores más ineptos de nuestra historia que refleja la triada de la corrupción, la impunidad y la incompetencia que son el cáncer del PRI y México”, declaró a la publicación, Juan Pablo Calderón, columnista e integrante del tricolor de toda la vida.
Duarte de Ochoa, según el diario, demostró sus deficiencias como político ante la reacción del secuestro del joven Alexander Figueroa. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dictaminó recientemente que se trataba de un caso de desaparición forzada, lo que significa que las fuerzas del esto estuvieron involucradas directamente.
Los padres del joven desaparecido, quienes eran simpatizantes del PRI y habían participado en los eventos de campaña de Duarte, esperaban que el Gobernador les ofreciera al menos un “oído comprensivo”.
Pero cuando fueron a Palacio de Gobierno, en Xalapa, para pedir ayuda, fueron rechazados.
“Yo cocinaba para Duarte en mi casa, pero él ni siquiera quiso vernos”. “Nos sentimos avergonzados, burlados y abandonados”, dijo Ana Lilia Ortiz a The Guardian.
EL VERACRUZ DE DUARTE
Durante el Gobierno de Fidel Herrera Beltrán [2004-2010], predecesor de Duarte, señala la publicación británica, “se forjaron pactos con el crimen organizado” para asegurar una paz relativa en el estado, dijo Erubiel Tirado, experto en seguridad.
The Guardian señala que en 2013 un Tribunal Federal de Estados Unidos escuchó testimonios sobre las campaña electoral de Fidel Herrera, quien habría recibido millones de dólares de Los Zetas después de la separación del Cártel del Golfo.
Herrera Beltrán, quien actualmente es el Cónsul de México en Barcelona, España, ha negado las acusaciones y no está bajo investigación.
Por su parte, Duarte de Ochoa fue electo como sucesor de Herrera, a pesar de su falta de experiencia política y en medio de acusaciones de fraude electoral. Desde entonces se especuló que Herrera pretendía continuar como Gobernador de facto.
“Duarte no tiene la capacidad o la personalidad para negociar con los caciques, que comenzaron a tomar sus propias ofertas, alterando los equilibrios de poder. La situación de seguridad es ahora muy frágil “, declaró Jorge Rebolledo, experto en seguridad de la Universidad Veracruzana(UV).
El rotativo afirma que el “ojo por ojo” se ha vuelto una práctica común en el estado, en la lucha por el territorio entre los grupos del crimen organizado.
Reseña que en mayo se encontraron varias fosas con “miles” de fragmentos de huesos en las afueras de Córdoba.
Cinco cuerpos desmembrados se encontraron en la carretera a pocos minutos del centro colonial de la ciudad. También se hallaron dos narco-mensajes del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) donde amenazaban a Los Zetas con más “limpias”.
El miércoles, se localizó la cabeza de un hombre en un parque de Orizaba.
“Pero a medida que la violencia se ha agravado, Duarte aparentemente ha optado por la negación, por culpar a los enemigos políticos de emitir informes sobre una escalada de terror”, publica el diario.
“Todo lo malo tiene que ver con sus enemigos, no con su Gobierno. Toma cualquier crítica personalmente “, dijo Rebolledo.
LA CENSURA Y EL RIESGO PARA LA PRENSA
The Guardian menciona la censura que se vive en el estado y señala que los periodistas se han convertido en un “foco de desconfianza”, pues “mientras los diarios ‘amistosos’ han sido apuntalados con la publicidad oficial, las voces críticas han tenido dificultades para sobrevivir”.
Entrevistados por el diario, reporteros veracruzanos acusan que han sido filmados y fotografiados por informantes. En noviembre pasado, en pleno evento para celebrar la libertad de expresión, un fotógrafo fue maltratado por el equipo de seguridad de Duarte.
Un reportero local reveló a The Guardian una reunión que tuvo con el secretario de Seguridad Pública de Duarte, quien reveló detalles específicos de la vida personal del periodista. “Él dejó claro que el Gobierno tiene los archivos de todos los periodistas, información que pueden utilizar cuando sea necesario”, dijo.
En Veracruz, durante el Gobierno de Duarte, al menos diecisiete periodistas han sido asesinados y otros tres han desaparecido, de acuerdo con cifras de la organización Artículo 19 que también señala a la entidad como el lugar más peligroso para los medios de comunicación en México.
Destaca el asesinato del fotoperiodista Rubén Espinoza Becerril, quien huyó del estado después de una serie de actos de intimidación. El 31 de julio de 2015 el fotógrafo fue asesinado en la Ciudad de México junto con la activista Nadia Vera, quien se fue de Xalapa por intimidación policial; Yesenia Quiroz, maquillista; la colombiana Mile Virginia Martín y Alejandra Navarrete, empleada doméstica.
La muerte de periodistas de Veracruz ha sido justificada con una presunta relación con el crimen organizado.
En febrero de este año, Anabel Flores, reportera de 32 años, fue secuestrada cuando un comando de hombres armados que vestían uniformes militares irrumpió en su casa, en Orizaba. Su cuerpo presentaba golpes y fue hallado en la carretera Cuacnopalan- Oaxaca al día siguiente de su desaparición.
Distintos medios afirmaron que Flores tenía relación con el crimen organizado; su familia dice que “ha sido manchada por las autoridades locales”.
The Guardian hace hincapié en que tales acusaciones son difíciles de refutar pues las investigaciones de la Policía están incompletas y envueltas en corrupción. Sin embargo, dice, “nadie duda de que el periodismo en Veracruz es una actividad peligrosa”.
Las ciudades de Córdoba y Orizaba están bajo vigilancia permanente. Los periodistas que manejan autos con placas de otra región son advertidos.
“Un portavoz oficial dijo que el Gobierno de Duarte se había enfrentado a la delincuencia con ‘firmeza y dedicación’, la canalización de recursos de registros a la lucha contra los ‘crímenes de alto impacto’ y ‘purga, la profesionalización y el fortalecimiento de la fuerza de la policía estatal’. También dijo que el Gobierno del estado ‘siempre se respetará la libertad de expresión’”, dice el diario.
Da cuenta de cómo los habitantes viven con miedo y no se atreven a hablar abiertamente de sus experiencias ya que si lo hacen suelen convertirse en el objetivo de las autoridades locales, los grupos criminales o ambos.