Tlaxcala, Tlax.- Para el escritor y cronista Cándido Portillo Cirio ningún gobernador de Tlaxcala, de 1920 a la actualidad, ni siquiera juntos, han logrado hacer una obra de beneficio social no solo para tlaxcaltecas sino para otros estados, como el general Domingo Arenas Pérez, lo que lo ubica como un personaje contemporáneo de la entidad.
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Portillo Cirio describió al general tlaxcalteca, a cien años de su deceso, el 30 de agosto de 1917, “como el hombre que actuó en la Revolución Mexicana de 1910 a 1917 con trascendente legado: como militar logró la más alta graduación, como agrarista erigió más de 100 ejidos y 13 colonias agrícolas en Tlaxcala, Puebla, Morelos, Hidalgo y Veracruz, que derivó en un beneficio social. Aunque nunca ocupó un cargo público, su credo ideológico fue base para crear organizaciones políticas en Puebla y Tlaxcala”.
Dichas organizaciones fueron el Partido Liberal Tlaxcalteca, presidido por Severiano Pulido de 1917 a 1925, y el Partido Agrarista de Tlaxcala, encabezado por Macedonio Herrera, fundado en 1924. En Puebla configuró la poderosa Confederación Social Campesina “Domingo Arenas”, encabezada por el General Manuel P. Montes, de 1916 a 1927. Del mismo modo, en Atlixco, Izúcar, Tlahuapan y Tepeaca, Puebla; también hubo organizaciones de carácter regional.
Acerca del legado agrarista, el escritor subrayó que “en el año 1921, Tlaxcala tenía 178 mil 570 habitantes asentados en poblaciones menores a mil habitantes, el 85.2 % de la población es rural sujeta a un sistema absolutista. 89 haciendas con más de mil hectáreas que representan el 56.4 % del territorio. 113 propiedades de 200 a mil hectáreas, indicando que 202 personas eran propietarios del 71.5 % del territorio estatal; de esa concentración, de 1915 a 1940 se repartió el equivalente al 46. 5 %, del territorio de Tlaxcala. El reparto arenista concluyó en 1927, y en los 13 años posteriores se hizo invocando a Domingo Arenas o en la posesión provisional que él otorgó. Ejemplo, Zacatelco fue dotado con mil 400 hectáreas, equivalente a más del 40 % de su actual territorio”.
En el aspecto militar algunos investigadores aseguran que en Tlaxcala no se escenificaron batallas, propiamente dichas; sin embargo, Cirio niega que esto sea verdad, debido a que Arenas integró el Ejército Libertador de Oriente, formado por más de cinco mil efectivos, con el que se alío con otros caudillos. “Actualmente, con una población seis veces mayor, Puebla y Tlaxcala juntos no tienen ese número de soldados”.
“De los pormenores de batallas en las que participó y dirigió, se da cantidad, no pormenores, pero son suficientemente ilustrativos los siguientes datos: Ángel Aguilar dice que en la batalla de Siete Canoas, en límites de Tlaxcala con Puebla, realizada el 7 de junio de 1914, participan mil federales provistos de ametralladoras; atacaron a las fuerzas de los generales Arenas, Pedro M. Morales y Máximo Rojas, cuyas armas fueron las hondonadas, cercas, paredones, pozos y trincheras; mismas que resultaron mortales para los huertistas provenientes de Puebla, que atrapados con relativa facilidad, al emprender la retirada ‘dejaron 150 prisioneros’ y cerca de 200 muertos”.
Sumado a esto, aseguró que su hoja de servicios indica que el 19 de noviembre de 1914 evacuó la ciudad de Tlaxcala porque 10 mil carrancistas atacaron. Al siguiente día se escenificó “reñido combate en Panotla que duró 11 horas”, con un saldo de 300 muertos. Anota que participó y dirigió 57 combates de 1910 a octubre 25 de 1915, y de esta fecha al 30 de agosto de 1917, por los datos disponibles, fue un número similar de combates”.
Por consiguente, el parte sobre la batalla de Ometuxco, Hidalgo, en mayo de 1915, dice que “se combatió desde la madrugada hasta las 9:30 de la mañana”, y como los carrancistas no tuvieron tiempo de reorganizarse evacuaron Ometuxco, retirándose a Pachuca. “Por nuestras fuerzas hubo que lamentar la muerte de ocho soldados y siete heridos; por parte del enemigo 196 muertos, 26 prisioneros, 40 mujeres, bastantes armas, parque, caballos, furgones con bastantes cereales y cuatro tanques de combustible”, citó.
En suma, detalló que el testimonio del teniente Santiago Ávila sobre la batalla de Tepetlixpa, Morelos, dice que el combate “duró todo el día,” derrotando a los zapatistas. “De la parte arenista murió el Secretario del Coronel Alberto Pérez, Salvador Peralta, un soldado de apellido Pedraza y un coronel de apellido Ortiz, de Zacatelco. En la plaza de Tepetlixpa formaron 300 prisioneros surianos que Arenas les perdonó la vida. Otra fuente coincide en los 300 prisioneros, un número indeterminado de muertos y de heridos”.
¿Dónde podemos leer su obra?
En tres archivos de Tlaxcala, tres archivos de Puebla; archivos de la Secretaría de Guerra, Secretaría de la Reforma Agraria y de Texmelucan; en las hemerotecas de Tlaxcala, Puebla y de la UNAM; en libros de los maestros Miguel León Portilla, Jhon Buve y Mario Ramírez Rancaño, en numerosos artículos y estudios de caso, en poesías, corridos, en la tradición oral de Tlaxcala y Puebla, en una colección de 80 fotos, etc. En las hemerotecas se pueden consultar en La Libertad y Cauterio editados en la ciudad de Texmelucan, en los diarios nacionales El Universal y Excélsior; en periódicos editados en la ciudad de Puebla como El Monitor, La Crónica y la Opinión.
El cronista aclaró que “el pueblo es sabio, él palpa e intuye, y ambos se convencen cuando ven que en cada municipio de Tlaxcala existe una calle, institución o determinado lugar con el nombre ‘Domingo Arenas’. En Veracruz hay un ejido ‘Domingo Arenas’. En Puebla existe un municipio y tres poblaciones “Domingo Arenas’. En Tlaxcala sucede lo mismo: un municipio y tres poblaciones ‘Domingo Arenas’, y eso no sucede con ningún gobernador de Tlaxcala”.
Por ello aseguró que “este reconocimiento lo ha hecho el pueblo, sin interés político o autoelogio. Incluso en el museo militar de Puebla, en una lista de revolucionarios poblanos, también está su nombre. Déjame decirte que Arenas fue el principal revolucionario que operó en Puebla”.
Cabe mencionar, en cuanto a su preparación académica, que “el grado de divisionario lo obtuvo en el campo de batalla derrotando a militares que se graduaron en la Escuela Superior de Guerra, y como ideólogo dio cátedra a intelectuales que quisieron polemizar con él, como fue el caso de Palavicine, director de El Universal”.
Acerca de la comparación que se hace del general tlaxcalteca con Emiliano Zapata, Portillo Cirio desglosó que desde el punto de vista agrarista y militar Domingo Arenas es superior a Zapata, y desde el punto de vista político se ha hecho creer que Zapata es superior a Domingo Arenas.
Acerca de la inlcinación política del general oriundo de Zacatelco, dijo que “ni zapatista ni carrancista, Domingo Arenas fue arenista, como lo demuestra el maestro Buve, que afirmo y reafirmo en mi próximo libro”. En la Revolución hubo alianzas y convenios, pues cada estado tenía su característica. Los problemas del estado de Morelos o de Coahuila, por su naturaleza, fueron diferentes a los de Tlaxcala. También tuvo comunicación con Francisco Villa y no fue villista. De acuerdo al testimonio de Virginia Lazcano, las pláticas para que Arenas se uniera al gobierno constituido tardaron más de ocho meses.
Sobre el asesinato de Domingo Arenas, expuso que “fue una celada que ordenó el general Emiliano Zapata y ejecutó su jefe de Estado Mayor, el general Gildardo Magaña, pues Zapata no poseía la fuerza militar de Arenas, debiendo recurrir a la premeditación, alevosía y ventaja. Tender una celada es la mayor deshonra militar, pues también perder una batalla honra”.
Por último, el cronista enlistó a los generales poblanos Rafael Espinosa, culto y conocedor del arte de la guerra; Enrique Landeros, Santos Hernández Aguilar, Vicente Cruz, Sixto Cadena, Arturo León Novoa, Manuel P. Montes, que concluyó la obra arenista, fue gobernador de Puebla; Gonzalo Bautista, gobernador de Puebla. Alberto L. Paniagua, jefe del Estado Mayor, abogado (Chiapas), y Alfredo Youshimatz, de ascendencia japonesa.
De igual modo, a los generales tlaxcaltecas Trinidad P. Telpalo (Xiloxoxtla), Isabel Guerrero (Papalotla), su hermano Cirilo Arenas. Alberto Pérez (Zacatelco), Antonio Mora y Benito Zamora (Cuahutelulpan); Adolfo Bonilla (Tlaxco), Felipe González (Españita). Murieron en campaña Porfirio Bonilla (Atlzayanca), Pablo Ramírez y Trinidad Sánchez, de Zacatelco, principales hombres que acompañaron al general -de 29 años y 26 días de edad.