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IDENTIFICAN 178 HONGOS NO COMESTIBLES EN TLAXCALA


Redactado por: adriana bravo
diciembre 6, 2017 , a las 6:14 am

Tlaxcala, Tlax.- Durante la conferencia “Conocimiento local sobre las intoxicaciones por el consumo de hongos silvestres en dos comunidades del volcán La Malintzi”, Amaranta Ramírez-Terrazo, especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expresó que es importante fortalecer el cúmulo de saberes locales para prevenir las intoxicaciones por estas especies.

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Como parte de IV Encuentro Internacional sobre Biotecnología y I Congreso sobre Biodiversidad, organizado por la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), comentó que “los saberes locales se basan en la experiencia de su uso repetido y en la observación de los organismos de su entorno, y a pesar de ello existen especies tóxicas y comestibles que pueden presentar características macroscópicas muy parecidas que pueden llevar a la confusión”

Por esa razón, argumentó que en el país el problema de la intoxicación por consumo de hongos silvestres ha sido considerado como un problema de salud pública, “al respecto no existen datos oficiales que lo constaten; sin embargo, se hizo una investigación hemerográfica sobre noticias de diferentes medios de comunicación local en el cual se obtuvieron 31 noticias de siete estados”.

Aseguró que el objetivo de este proyecto de tesis fue documentar el conocimiento local sobre los hongos no comestibles, describir los casos de intoxicación y analizar el impacto que éstos tuvieron sobre las prácticas de aprovechamiento de los hongos silvestres en las comunidades de San Isidro Buensuceso, municipio de San Pablo del Monte, y Francisco Javier Mina, de Zitlaltepec.

Determinó que la primera comunidad tiene ocho mil 769 habitantes, la mayoría bilingües y autodeterminados nahuas, y la segunda cuenta con mil 114 habitantes y autodenominada mestiza, ambas ubicadas cerca del Parque Nacional Malinche, cuyo tipo de vegetación es bosque encino, pino y pastizal.

Expuso que tras hacer recorridos que le permitieron recolectar el material biológico, se obtuvieron 178 ejemplares de hongos considerados como no comestibles, “85 en Francisco Javier Mina y 93 en San Isidro Buensuceso”.

Agregó que 58 ejemplares se determinaron a nivel genérico y 120 a nivel específico; además, se reconocieron 103 especies de hongos, cuyos géneros más representativos fueron Amanita, Cortinarius, Russula, Boletus y Clitocybe.

En cuanto a la nomenclatura local obtuvo 181 nombres: 99 en español, 53 mixtos, 29 en náhuatl; un ejemplo de estos nombres es el “Panté de veneno, conocido como Xo-tomah de pitzō-nanacatl, que significa hongo de pie gordo de rabia o veneno, el cual es conocido porque los síntomas que provoca cuando se consume son similares a los que provoca cuando te muerde un perro con rabia”.

Dijo que pocos etnotaxas presentan identidad propia, tal es el caso de Amanita Muscaria, al que se le conoce como ajonjolinado o Citlal-nanacatl, “este hongo tiene específica importancia cultural en la comunidad de Francisco Javier Mina, debido a que se comercializa, aunque ellos no lo consumen y lo consideran como veneno”.

Indicó que el 45 % de las personas piensa que los hongos que no se comen no tienen un uso, “sin embargo, encontramos que Amanita Muscaria se utiliza como medicina e insecticida, el hongorado o Xo-tomah de veneno se utiliza para comercializarlo como medicina”, y también existe la percepción de que los no comestibles se utilizan como droga.

Consecuencias por consumo

La investigadora mencionó que la mayoría de las personas de ambas comunidades cree que este tipo de especies pueden provocar la muerte, pero otros “manifiestan que hay hongos que solo provocan malestar o algún tipo de intoxicación, representado en dolor de estómago, cabeza, vómito y diarrea”.

En cuanto a los remedios locales, explicó que el 32 % de las personas menciona un remedio local para prevenir una intoxicación, “la cual no especifican”, pero un 20 % de las personas dice que solo hay que acudir al médico, y un 12 % manifiesta ingerir un té de ajo, vinagre o leche para provocar el vómito, té de hierbabuena, manzanilla o epazote de zorrillo para sentar el estómago.

Detalló que se han documentado pocos casos de intoxicación que han llevado a la muerte y otros donde hubo sobrevivientes, en ambos las infecciones se dieron por la confusión de especies mortales del genero Amanitas.

Ramírez-Terrazo subrayó que las personas consideran que todo lo que no se come es veneno, existe una cosmovisión dual, por lo tanto, un conocimiento dual; en ambas comunidades las y los pobladores conocen y nombran los hongos no comestibles con base en su doble comestible al que se parece.

Concluyó que dichas especies son diferenciadas principalmente por características morfológicas que los agrupan en etnotaxa; “el conocimiento es preciso, por lo tanto, les ha permitido hacer un aprovechamiento del recurso sin riesgo a intoxicarse, incluso morir, y representan una parte fundamental de la economía local”.