A sus 20 años de edad, Máximo entiende que lucha contracorriente. Con una sonrisa franca asegura lo mucho que disfruta el bosque que forma parte del Parque Nacional conocido como la Malinche, devastado en un 70 por ciento por la tala incontrolada y el avance de zonas agrícolas y urbanas.
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La familia de este joven, de apellidos Cuatlaxahue Portada, se ha dedicado con recursos propios a reforestar, pero una y otra vez, sus renuevos son quemados, piensa que los responsables lo hacen para cortarlos y llevarse su madera, pero en otros casos, los “profesionales” con motosierras hacen tablas y polines en lugares donde aún existe bosque.
A pesar de que la Malinche es un Área Natural Protegida (ANP) desde 1938 por decreto presidencial, la realidad es que siete de cada 10 hectáreas de las 13 mil 742 aproximadamente que administra el Gobierno del Estado desde el año 1996 cuando la entonces Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnatp) cede la administración, están urbanizadas o han sido ocupadas para actividades de agricultura y pastoreo, en el mejor de los casos.
En una gran extensión del territorio son visibles las áreas sin cobertura vegetal, donde antes hubo árboles, cortados por gente dedicada a la venta de madera, que con total libertad se han llevado más de la mitad de los recursos naturales del área natural protegida, que tiene una extensión total de 45 mil 805 hectáreas, que comparten Puebla y Tlaxcala.
“Luchamos contra nuestros paisanos, contra los talamontes y a veces contra el Gobierno”, comenta Máximo mientras maneja su camioneta de regreso de los terrenos que tiene su familia, que se encuentran a 2 mil 932 metros sobre el nivel del mar, a mil 529 metros de la cima.
La organización Greenpeace documentó en 2010 que el 51 por ciento del área natural protegida que representa 23 mil 612 hectáreas, ha sido convertida a la agricultura, asentamientos humanos y áreas sin cobertura vegetal aparente; sin embargo, otras organizaciones estiman que del lado de Puebla las afectaciones son mayores, tal vez en 70 por ciento.
Alejandra Campos Castañeda presidenta de Corazón Verde, un colectivo, ha trabajado desde hace seis años, junto con un grupo de ciudadanos, en la reforestación de la montaña. Sin embargo, con tristeza compartió la noticia de que el 60 por ciento de los 20 mil árboles que habían sembrado, fue quemado.
“Viven de la montaña, pero no por la montaña”, dijo y cuestionó las razones por las cuales el Gobierno del Estado, quien tiene la administración indefinida, no ha protegido el bosque y por qué los sistemas operadores no han destinado recursos financieros cuando es la zona protegida la que recarga los mantos acuíferos de donde extraen el agua que venden.
“SI NO LOS DETIENEN NOS LOS VAMOS A ECHAR A BALAZOS”
En la zona que compete al estado poblano, el ANP la comparten los municipios de Puebla, Acajete, Amozoc y Tepatlaxco; sin embargo, es en estos dos últimos es donde existe menos deforestación y actualmente se gesta un problema ejidal porque pobladores de San Miguel Canoa han avanzado con prácticas de tala en Amozoc porque en Puebla queda poco. “Si no los detienen nos los vamos a echar a balazos”, advirtió un afectado bajo el anonimato.
A pesar de que el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial (SDRSOT) tiene a cargo la administración del ANP, no existe desde el sexenio pasado un trabajo de cuidado y de manejo, aseguró Alondra Cuatlaxahue, secretaria de la Organización Ambiental Tlamaya, quien desde hace tres años intenta reforestar la montaña.
Con impotencia muestra la zona donde junto con otras organizaciones, sembró miles de árboles, pero que fue devastada hace dos meses. Algunos ejemplares pequeños sobrevivieron al incendio que supone la joven fue provocado para llevarse la madera de los pocos árboles de no más de un año de edad. “Así lo quemen una y otra vez lo vamos a seguir reforestando”. En la zona siniestrada Corazón Verde organiza una reforestación en 30 hectáreas el próximo 15 de julio.
La Malinche fue declarada ANP un 6 de octubre de hace 79 años. La intención de Lázaro Cárdenas del Río, en ese entonces presidente de México, era la conservación de las cuencas. En Puebla existen además el Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl y la Reserva de la Biósfera Tehuacán Cuicatlán, de acuerdo con información de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). El Parque Nacional de La Malinche está a cargo del Estado.
“Las autoridades de Puebla y Tlaxcala, que administran 30 y 70 por ciento del parque respectivamente, no cuentan con un plan de manejo coordinado o programas efectivos para revertir esta situación; los programas y subsidios son contradictorios y ocasionan un nivel incipiente de manejo y conservación”, acusó Greenpeace en su último informe sobre el Parque; no obstante, a diferencia de Puebla, Tlaxcala detona ya un ambicioso proyecto ecoturístico que será apoyado por la Federación.
Por otro lado, el convenio en el cual la Semarnat cede la administración del parque a los estados data del 27 de febrero de 1996 y establece la conformación de “Comités” de cada uno de los estados, la gestión para la construcción de un fideicomiso, pero además los estados deben conservar las instalaciones y bienes del parque.
“Aportar los recursos financieros, materiales y humanos que estén a su alcance y o que disponga para la consecución de las acciones objeto de este instrumento a las autorizaciones jurídico-administrativas que correspondan”.
A pesar de que el acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) establece una “duración indefinida”, fuentes cercanas a la Conanp han advertido la revisión del convenio con la intención de retirar a Puebla la administración del ANP.
LA CUENCA
El Parque Nacional la Malinche forma parte de la cuenca hidrográfica del río Atoyac-Zahuapan, afluentes con el mismo nombre que tienen problemas de contaminación, además de que se encuentra dentro del “Eje Neovolcánico” integrado por el Volcán de Colima, Tancítaro, Zinaltécatl (Nevado de Toluca), Popocatépetl y Citlaltépetl (Pico de Orizaba).
La Malinche o Malintzin tiene una elevación del cráter que alcanza los 4 mil 461 metros sobre el nivel del mar, lo cual lo sitúa en el quinto lugar entre las cimas más altas de México y recarga además parte del acuífero del Valle de Puebla que comparten 26 municipios, el cual presenta ya abatimiento subterráneo y con riesgo de que el aumento en la demanda del recurso hídrico inutilice pozos, aumente costos de sistemas de bombeo, desaparezca manantiales y caudales base por la sobreexplotación, según estudios técnicos realizados por la Semarnat y publicados en el DOF el 9 de febrero de 2016.
“Los sistemas operadores y las empresas deberían donar recursos para reforestar la montaña”, dijo Campos.
LOS PROYECTOS
El padre de Máximo, quien tiene el mismo nombre, comentó que hace 15 años inició un negocio de compraventa de madera de tarimas que las empresas ya no quieren. Originario de La Resurrección, junta auxiliar que tiene ejidos y propiedades en La Malinche, se dijo dispuesto a enseñar el oficio, con tal de que las personas, principalmente de Canoa, dejen de deforestar la montaña.
“Si la Procuraduría –Federal de Protección al Ambiente– metiera a la cárcel a los talamontes escarmentarían”.