Nueva York, E.U.- Un porteño empedernido puede sacar una batería de argumentos para defender las bondades de Buenos Aires como destino turístico, pero la marcha de la inflación durante el kirchnerismo y en los primeros cuatro meses de gobierno de Mauricio Macri puso en entredicho al menos uno de esos beneficios: la conveniencia económica. A tal punto que Nueva York, distrito neurálgico para el mundo corporativo, uno de los destinos más elegidos por los viajeros internacionales y también una de las ciudades más caras del planeta (en varios ránkings aparece entre la sexta y la séptica entre las más caras) puede pelear con la Capital en cuanto a los precios de algunos productos de uso cotidiano para el turista, según un relevamiento de LA NACION en ambas ciudades.
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Quien busque la austeridad y al mismo tiempo sea fanático del fast food puede encontrar una combinación adecuada en la metrópolis norteamericana. Allí, el combo de Big Mac de Mc’Donalds cuesta US$ 4,49 en un local ubicado a metros de la emblemática intersección de Times Square, por debajo de los US$ 7,14 que vale en un local de Palermo, si se toma un tipo de cambio de 14,7 pesos. Y se puede llevar un café en el mismo local por US$ 1.