San José Chiapa, Pue.- Consagrada el 25 de marzo de 1772 por el arzobispo Francisco Antonio Lorenzana de la iglesia metropolitana de México, esta iglesia fue dedicada a la imagen de San José y sirvió como refugio del obispo, Juan de Palafox y Mendoza, indicó el sacristán Arturo Galaviz Espinoza.
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Narró que en el año de 1647 estuvo oculto en San José Chiapa el entonces obispo de Tlaxcala, Juan de Palafox y Mendoza, quien en medio de un grave enfrentamiento con los miembros de la Compañía de Jesús había recibido amenazas de muerte.
“Fue un hombre de una obra religiosa impresionante, fundador de colegios como San Pablo y San Pedro, legado de ellos la gran biblioteca palafoxiana única en su tipo en América Latina y arquitecto de la catedral de Puebla, se convirtió en una amenaza para grupos como los jesuitas quienes lo consideraron una figura que amenazaba la estructura eclesiástica y política de la época”, contó.
Refirió que la persecución de Juan de Palafox y Mendoza, se debió a la jerarquía eclesiástica y política que llegó a alcanzar en su época este personaje presentado como obispo de Tlaxcala, cuya sede era Puebla de los Ángeles y siendo confirmado por el Papa Urbano VIII.
“Planeaban apuñalarle de acuerdo a relatos extraoficiales en una procesión de Corpus pero eso no ocurrió, porque fue refugiado en la comunidad de San José Chiapa, en la cual permaneció oculto por un lapso de cuatro meses, en una recamara con una entrada discreta de una ventana, que era cubierta por un cuadro de San Pablo con espada en mano custodiando la entrada”, contó.
Relató que luego de la persecución, Palafox y Mendoza fue designado obispo del municipio de El Burgo de Osma en España, donde pasó sus últimos días.
Finalmente, mencionó que al interior de la iglesia se encuentra un retablo con valor incalculable, así como el altar principal elaborado de alabastro, una variedad de ónix de la región, posterior a 1772, el cual fue bendecido y consagrado para la comunidad, donado por una familia prominente de aquella época que tenía la Hacienda de San José como regalo por haber mantenido resguardado al obispo