Oaxaca, Oax.- Durante la ponencia “Comentarios sobre el Patrimonio Intangible de Oaxaca”, el director de la Casa de la Cultura, Guillermo García Manzano, ponderó la importancia de recuperar el valor de las prácticas culturales como una reivindicación de lo propio y no como una práctica ofrecida al sector político.La declaración derivó de una charla programada como parte de las actividades del Festival de las Ciudades Patrimonio, en la que abordó el tema del Lunes del Cerro, la celebración del Día de Muertos y las mayordomías, como parte del patrimonio intangible del estado.
“¿Dónde quedó la convivencia de los oaxaqueños? ¿Dónde quedó la tradición?”, cuestionó al hablar de las celebraciones propias del estado que se han alejado de lo cultural.
Añadió que alrededor de 1969, las festividades que se celebran en la entidad se fueron enriqueciendo. Entre éstas, la iniciativa de nombrar a la Diosa Centéotl como parte de los festejos de la Guelaguetza. La elección de la representante de la “máxima fiesta de los oaxaqueños”, dijo, no se refería precisamente a un concurso de belleza, sino a un certamen en el que se tomaba en cuenta la sapiencia y el arraigo de lo cultural, representado por una mujer.
Las mujeres elegidas para representar a la diosa podían comentar al público los aspectos particulares de su comunidad. “Se trataba de una dinámica a fin de enriquecer el homenaje racial que constituye la Guelaguetza. La señorita representaba a la comunidad indígena y en la fiesta iba a ser homenajeada por las embajadoras y embajadores de los pueblos que participaban”, comentó.
Con el tiempo, lamentó, el nombramiento de la reencarnación de la Diosa Centéotl fue perdiendo importancia. Los registros hemerográficos revelan que mientras los años avanzaron, la atención se fijó en las figuras políticas del estado, dejando de lado a las culturales.
En los periódicos ni siquiera se menciona los nombres de las representantes. Lo que es peor, la prensa mencionaba a los invitados del gobernador y a éste se le ofrecía la Guelaguetza, a pesar de que no fue creada para homenajear a una figura pública o política, sino para recuperar los ánimos de la ciudad que fue destruida un año antes por un devastador terremoto, comentó.
Ante ello, urgió a la preservación de los orígenes de las fiestas, que consisten en la exaltación de la culturalidad para reivindicar en Oaxaca su caracter multicultural.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR