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TREN, AUGE Y TUMBA EN PUEBLO ETECO


Redactado por: adriana bravo
mayo 25, 2016 , a las 1:00 am

San Francisco Telixtlahuaca, Oax.- El nombre de este antiguo pueblo ferrocarrilero no le hace honor al revolucionario y profesor, oriundo de Santiaguito, Etla.

Porque prácticamente ya no hay niños que educar. De hecho, sólo quedan tres, uno de tercero de primaria, otro de cuarto y el mayor cursa el quinto año.
Pero este último emigrará a la capital para ingresar al sexto y terminar la educación básica y tras él se cerraría el módulo del Conafe que los atiende, pues se requiere de al menos tres alumnos para funcionar.
No es por falta de planteles. Hay tres, un preescolar, una primaria y una telesecundaria. Pero nadie los ocupa.
Olivera tuvo su auge, al igual que El Parián. Pueblos a los que el tren llevó el progreso comercial; puerto de embarque y comercialización de productos y víveres; de terminal de pasajeros para campesinos.
Pero un día se quedó solo, al igual que la comunidad vecina. Hoy son escasos sus habitantes, todos de edad adulta, que ya no tienen esperanzas ni en su gobierno.

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Comunicación sobre rieles
Ubicado frente a El Parián, ambas comunidades compartieron la estación del Ferrocarril Mexicano del Sur, a su paso por Puebla y la Ciudad de México y viceversa; ambos también disfrutaron de la bonanza que dejó en la década de los 40 y los 50 el hecho de ser un puerto de concentración de granos, materiales para construcción, víveres y toda clase de bienes que transportaba el tren.
Ahora ambos sufren el abandono institucional, las ausencias, la emigración, el olvido y las carencias.
Acaso el único de los más recientes beneficios que recibió es la construcción de un camino rural hacia San Sebastián Sedas, por la misma ruta del tren.
Pero obra que el gobierno federal investiga y podría sancionar al ayuntamiento de San Francisco Telixtlahuaca debido a que se utilizó la vía ferroviaria, en un tramo de 12 kilómetros.
Aunque igual de poco sirve el camino, pues tampoco se cuenta con transporte público y pagar un viaje hasta Sedas tiene un costo aproximado de 140 pesos por persona, más otra cantidad hacia la capital, tan sólo de ida.
Adiós a las risas infantiles
Carlos y Otniel son dos hermanos que, junto con otro pequeño, asisten a la escuela primaria, una casa habilitada como tal, que atiende una instructora del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), organismo federal que llega hasta los lugares más apartados, donde la instrucción pública de la Secretaría de Educación Pública no alcanza.
El más grandecito lleva en brazos un montón de varas, leña que ocupará su madre en la preparación de los alimentos; mochila en la espalda, se dirigen a su hogar, a las orillas del pueblo.
Ellos y otro más son los únicos estudiantes de todo el pueblo. Carlos dice que el próximo año estudiará el sexto año en la capital oaxaqueña y por lo tanto se irá también su hermano; eso originaría que se cancele el módulo del Conafe.
“Hace dos años todavía había más niños, pero ahora ya no. Muchos se fueron a la ciudad, junto con sus familias”, relata el mayorcito.
En Faustino G. Olivera hubo también una época de auge educativo. Los tres planteles, de materiales de construcción macizos, estaban saturados de niños; hoy sólo quedan huellas de ello.
La telesecundaria Benito Juárez es la más desmantelada; en el jardín de niños Niños Héroes, un módulo de sanitarios se lo llevó el río hace dos años; lo demás está intacto; la primaria ya luce muebles con severo deterioro.
Añoranzas y regreso
Don Francisco es un profesor jubilado que regresó hace poco a su pueblo. Ahora que tiene tiempo, compró una extensión de su casa y comenzó a rehabilitarla poco a poco.
“En esa idea de salir a buscar el pan, la memela, pues sale uno, pero a muchos de nosotros también el amor a nuestro pueblito no se nos olvida”, dice, mientras camina por la solitaria calle.
Mudos testigos la sede del edificio de la autoridad auxiliar, antigua estación; montones de fierros viejos también, de vagones de carga. A un lado, vestigios de lo que intentó ser una exploración de mina.
Sus padres y abuelos vivieron del auge del ferrocarril. Pero los hijos debieron salir; una de sus hermanas se dedicó a la política, el otro también es profesor y ocupa un cargo sindical.
Poca gente transita. Muy escasos vehículos. Miguel Hernández, el agente municipal, se fue al campo por leña, y no saben a qué hora volverá.
Adiós al transporte
La progenitora de la autoridad municipal, doña Isidra Torres Rivera, es una de las pocas sobrevivientes. Cuenta que con el tren viajaba con facilidad a Tehuacán para visitar a su madre, residente en aquella ciudad poblana.
Cuenta que con mucha facilidad acudían a esa ciudad, pero una vez que desapareció el ferrocarril, prácticamente se terminaron las visitas.
Por una corta temporada, las autoridades asignaron un autobús para transportar a la gente, dos veces al día; después lo redujeron a una vez y al final eliminaron la ruta.

Sobreviven de sueños
Pedro López Hernández lo recuerda muy bien. Dice que trabajó en Ferrocarriles Nacionales de México del 31 de marzo de 1983 al 19 de junio de 1999; comenzó desde abajo, primero fue reparador de vías y terminó como mayordomo de vías, es decir responsable de una cuadrilla de 10 obreros que daban mantenimiento permanente a entre 10 y 12 kilómetros de rieles.
Ganaba como tres mil 200 pesos al mes, que en esa época era muy buen dinero; aún recuerda que un junio del año 2003 se descarriló el último tren de carga, en el kilómetro 224, tolva que traía cemento de Puebla hacia Oaxaca.
A sus 54 años de edad, ya no hay quien lo contrate, después de haber sido liquidado por la empresa privada que adquirió la línea ferrocarrilera.
Es uno de los aproximadamente 70 habitantes, tres niños entre ellos, de Olivera, que pasan el tiempo limpiando la casa, arreglando el patio, limpiando yerba, pasando el tiempo.
“Hay poco apoyo de la autoridad de Telixtlahuaca, estamos marginados, totalmente abandonados; por ejemplo sale caro el traslado a la ciudad, para un enfermo hay que tener 500 pesos en la bolsa, ida y vuelta. Nadie se acuerda de nosotros”, dice con nostalgia.
Cifra pequeña,
hasta la pobreza
El censo del año 2010 registró 64 personas de ellos 34 varones; Olivera registra bajo índice de marginación, de acuerdo con el Coneval.
Aunque hay mucho más número de casas, 13 de ellas están únicamente habitadas.
La población analfabeta de 15 años o más representa el 11.54 por ciento; el 37.25 por ciento tiene la primaria incompleta; el 35 por ciento no cuenta con agua entubada.
¿Quién fue?
Faustino G. Olivera Velázquez nació en 1886 o 1888 en la localidad de Santiaguito, Etla. Maestro de escuela primaria de profesión, fue un actor de la Revolución Mexicana en Oaxaca, sobre todo en la zona de los Valles Centrales. Se le liga con el reparto de las tierras comunitarias denominadas ejidales de su pueblo natal. Pertenecía a la corriente política opositora al entonces gobernador Miguel Bolaños Cacho.