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EVELIA, MARIO Y UN TROZO DE MADERA QUE CANTA


Redactado por: adriana bravo
marzo 31, 2016 , a las 3:07 am

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Tuxtla Gutiérrez, Chis.- “No veo, por favor gusta cooperar, gracias”, anuncia una cartulina fosforescente mientras Mario ejecuta un pedazo de marimba. Ella es la fuente de ingresos para su familia, integrada por su esposa Evelia y él, quienes desde hace un año y medio arribaron a Chiapas para visitar a una hermana y radicar en el sur de México.

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 Pese a la discapacidad del marimbista y a la edad de ambos, diariamente y desde muy temprano salen a las principales calles y avenidas de la capital para ofrecer música a cambio de un apoyo voluntario. Con la música no sólo pretenden ganar un poco de dinero para comer y pagar una renta mensual de mil 200 pesos, sino transmitir un poco de tranquilidad y paz a los tuxtlecos que por diversas razones viven estresados, cansados, desesperados o que simplemente desean disfrutar un buen rato.

Aunque Chiapas los ha recibido muy bien, dijeron que hay días en los que lo recaudado no alcanza, eso los ha llevado a pensar en regresar a Guadalajara, su tierra natal, sin embargo, esa opción aún es muy lejana, pues Evelia y Mario han encontrado una estancia cómoda en su paso por estas tierras.

“Venimos de Guadalajara, Jalisco. Mi esposo tocó marimba desde joven, su papá le enseñó pero está ciego y tenemos que realizar esta actividad, desgraciadamente la gente nos coopera poquito.”

Para poder maniobrar con el instrumento de madera y guiar a su compañero de vida, Evelia le implementó una base con ruedas para poder empujarla hacia cualquier lugar. En un principio se presentaban con una marimba más grande, pero debido al peso y lo complicado que era transportarla de un lugar a otro decidieron cortarla, dejándola más cómoda, corta y menos pesada. Con el paso del tiempo, el pedazo de marimba que los acompaña se ha venido deteriorando.

Sin darse cuenta, esta pareja se convirtió en una familia viajera y a pesar de no tener un destino fijo, Chiapas les ha ofrecido un poco de todo: Comodidad, una buena estancia, calor y a veces disgustos, esto último, derivado de las manifestaciones, principalmente en las que participan los “encapuchados” como le llaman al grupo de choque , pues más de una vez les han pegado un buen susto, “y yo tengo que correr con la marimba y mi esposo Mario”, comenta.

Un músico Ciego y la esposa que no conoce

De acuerdo con Evelia, desde su nacimiento Mario tuvo problemas visuales, pero no fue hasta hace apenas 10 años cuando la luz se apagó por completo, “No sé si es la retina o glaucoma; y eso fue lo que lo chingó y pues no puede ver…”

Antes de ser ciego, Mario tuvo otras parejas, pero su destino estaba a lado de quien hoy complementa este pequeño grupo musical: Evelia, a quien no conoce con la mirada, pero sí con las manos.

Es así como esta pequeña familia jalisciense camina todos los días por la urbe chiapaneca en búsqueda de un sustento y con el fin de transmitir un poco de armonía mediante las “maderas que cantan”: la marimba.