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ALEMANIA Y POLONIA: UNA AMISTAD DIFÍCIL


Redactado por: adriana bravo
junio 20, 2016 , a las 1:10 am

Varsovia, Polonia.- La causa de las actuales desavenencias se remonta a comienzos de este año. En enero de 2016, el nuevo Gobierno nacionalconservador del partido PiS (“Derecho y Justicia”) acababa de llegar al poder, cuando le llovieron críticas, sobre todo de políticos alemanes. Pues el PiS, encabezado por Jarosław Kaczyński, gobierna con mayoría absoluta y la aprovecha para realizar grandes cambios, sobre todo en el Tribunal Constitucional y los medios.

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Martin Schulz, alemán, presidente del Parlamento Europa, dice que el nuevo Gobierno es una “democracia dirigida” al estilo de Putin. Por su parte, Günter Ottinger, alemán, comisario de Economía Digital y Sociedad, exige incluso poner a Polonia en observación. Y Volker Kauder, alemán, jefe del grupo parlamentario conservador CDU/CSU en el Bundestag, exige sanciones contra el vecino, en caso de que en este peligre la libertad de expresión.

Una reacción refleja

Comenzaron a saltar chispas. El embajador alemán fue llamado al Ministerio de Relaciones Exteriores en Varsovia. “Solo fue una invitación”, dirían más tarde fuentes del ministerio. También representantes de otros países de la UE realizaron ácidas observaciones sobre los nuevos aires nacionalistas y autoritarios en Varsovia. Frans Timmenmans, vicepresidente de la Comisión de la UE; Jean Asselborn, el ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, y Viviane Reding, excomisaria de Justicia de la UE, no ahorraron críticas al giro a la derecha en Polonia.

Varsovia, sin embargo, reaccionó casi exclusivamente a las críticas de alemanes. “Los alemanes quieren enseñarnos nuevamente qué es la verdadera libertad”, llegó a decir Antoni Macierewicz, el ministro de Defensa polaco, como respuesta a Schulz, Oettinger y Kauder. De algo no hay duda: nada enoja más al Gobierno conservador polaco que las críticas de alemanes.

No responder a provocaciones

Por otro lado, Angela Merkel, la canciller federal alemana, y Frank-Walter Steinmeier, su ministro de Relaciones Exteriores, poco se han manifestado públicamente respecto a Polonia. Desde que el PiS gobierna en Varsovia, la consigna en Berlín parece ser: “no responder a provocaciones”. Y eso a pesar de que la contrarrevolución conservadora en Polonia es todo un desafío para Alemania. La actual política de Varsovia tiene todos los rasgos de un nacionalismo a ultranza, lo que contradice el espíritu de la UE.

Varsovia, por su parte, no cesa en su fuego cruzado, sobre todo contra Alemania. La masiva crítica del Gobierno polaco a la política alemana con respecto a los refugiados es solo un ejemplo. Varsovia también opina que la OTAN es demasiado condescendiente con Rusia. Y cree que los alemanes desempeñan un papel demasiado dominante en la UE. Además no está de acuerdo con que se construya un gasoducto a través del Báltico, directamente de Rusia a Alemania. Hasta la cooperación militar entre Francia, Alemania y Polonia es calificada ahora por Varsovia de “formato agotado”.

Nada indica que las relaciones puedan mejorar a corto plazo. Si Gran Bretaña vota en el referéndum del 23 de junio próximo a favor del brexit, los conservadores polacos se sentirán seguramente aún más incómodos en la UE. A nada teme más el PiS que a un peso aún mayor de los alemanes en Bruselas. Que existan razones reales para ello es otra cuestión.