Pachuca, Hgo.- Somos los hidalguenses grandes responsables de la situación de nuestro estado. Escucho constantemente a gente que vive y come de Hidalgo quejarse de todo. Pachuca es para muchos un pueblo, un lugar que no tiene más que un reloj y muchas tiendas de pastes. Sin embargo, hay quienes se atreven a venir e invertir, a demostrarnos que no somos tan malvistos y que todo lo que se puede uno proponer en este estado, con lo jodido que está, puede prosperar.
Este fin de semana pude por fin visitar un lugar que me causaba curiosidad. Un chef mediático, de nombre Aquiles, decidió traer a Pachuca un restaurante como esos que ganan premios a nivel nacional. No fue al Distrito Federal ni a Monterrey o Guadalajara, ciudades llenas de recursos, epicentros económicos y de negocios.
Este chef, cuya reputación es un seguro en muchas partes del mundo, se fijó en la ciudad en la cual sus habitantes desprecian. Invirtió y lo dice con orgullo a sus clientes. Y mientras otros deciden llevarse su dinero de Hidalgo hay quienes han visto algo en él que nosotros no vemos.
Visitar Sotero para mí fue algo especial. Fue el lugar que escogí para una celebración especial con mi prometida. No porque esté en Pachuca es un lugar común, es un lugar en el que una familia ha creído y en el cual, estoy seguro, se escribirán muchas historias personales.
Bienvenidos proyectos como estos a una ciudad a la que sus propios habitantes ven como un puesto de pastes, un reloj y un estadio de futbol.
Ahora nos toca a nosotros creérnosla y hacer de este estado algo grande.
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