Nueva York, E.U.- ¿Cómo van a celebrar los neoyorquinos, devotos shakesperianos, los 400 años de la muerte del dramaturgo más importante de todos los tiempos? Esperada con impaciencia, la conmemoración comenzará hoy con Shakespeare in the Park, el gran evento de la temporada organizado por el Public Theater. El festival parte con La fierecilla domada, a cargo de Phyllida Lloyd, directora del musical Mamma Mía!
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La comedia de enredos será protagonizada sólo por mujeres para quitarle su añejo tono machista, reflejo de la sociedad de su época dominada por hombres. La actriz Cush Jumbo, nominada al premio Olivier, estará en el papel de Petruchio, y Janet McTeer, ganadora del Tony, representará a la indómita Catalina. La fierecilla domada se representó por primera vez en Shakespeare in the Park en 1978, con Meryl Streep como Catalina y Raúl Julia como Petruchio. En 1990, volvió a cartelera protagonizada por Tracey Ullman, Morgan Freeman y Helen Hunt.
La fiesta continuará el 19 de julio con Troilo y Crésida, una sátira sobre el drama de la guerra contemporánea dirigida por Daniel Sullivan, ganador del Tony por Proof. Al festival, una de las tradiciones más queridas por los neoyorquinos, asisten año a año más de 80 mil personas que repletan Central Park para compartir en un mismo espacio un espectáculo de calidad durante las cálidas noches de verano.
Shakespeare in the Park se creó en 1962 y en sus montajes han actuado Al Pacino, Natalie Portman y Philip Seymour Hoffman. A las funciones, gratuitas y al aire libre, el público puede ir todas las veces que quiera. Cada representación se percibe diferente dependiendo del clima o de la recepción del público, y el ambiente de respeto cívico que se vive es una verdadera experiencia. Los espectáculos comienzan con luz del día, en el transcurso de la obra se pone el sol, y en forma paulatina se prende el sistema de iluminación del escenario.Todos los días se regalan entradas a partir del mediodía, pero los neoyorquinos hacen fila desde las 7 de la mañana. En perfecto orden, se instalan con mantas o sillas plegables a hacer un picnic o leer. Músicos de jazz amenizan la plácida espera que va serpenteando los senderos bajo la sombra de los árboles. Cada persona puede llevarse un máximo de dos entradas.
El encuentro se realiza en el anfiteatro Delacorte, uno de los icónicos escenarios del Central Park que tiene como fondo el Castillo Belvedere y una laguna con tortugas y aves. Muchas veces estas postales sirven de escenografía natural para las obras.
La shakespearemanía neoyorquina comenzó el 23 de abril de 1864, cuando se puso la primera piedra de una estatua en homenaje al dramaturgo en medio del Central Park. A unos metros de distancia en 1916, hace cien años, se inauguró el Shakespeare Garden, un idílico jardín estilo inglés, donde podría transcurrir a la perfección Sueño de una noche de verano. Incluso, se ofrecen tours familiares siguiendo un recorrido de flores y plantas mencionadas en sus poemas y obras.
Musical y borracho
En paralelo a Shakespeare in the Park, entre el 20 y 24 de julio, se presentará El mercader de Venecia en el Lincoln Center, en una versión de la Shakespeare’s Globe Company. Después, en septiembre, Noche de reyes, en el Central Park. Para los fanáticos de los musicales de Broadway, en el Teatro St. James está Something Rotten!, sobre un dramaturgo isabelino que podría ser Shakespeare. Un adivino le predice que el futuro del teatro será cantar, bailar y actuar al mismo tiempo, y decide escribir la primera comedia musical de la historia.
La obra más freak de la cartelera es Shakespeare borracho, donde un actor bebe cinco tragos de whisky y a continuación intenta interpretar una obra de teatro del autor inglés. Ebrio y con la lengua trabada, se toma todo tipo de libertades con el texto original, mezclándolo con la cultura popular y la actualidad. The Drunk Shakeapeare Society se presenta en el teatro The Lounge, en la calle 43, a pasos de Times Square.
En exposiciones, la New York Historical Society exhibirá desde el 7 de junio y sólo por seis semanas, la primera recopilación de las 36 obras teatrales de Shakespeare, publicación que salvó de la desaparición a Hamlet y La Tempestad. El libro fue editado por John Heminges y Henry Condell, amigos del bardo de Avon, en 1623, siete años después de su muerte, algo inusual en la época ya que no se acostumbraba a publicar antologías tan temprano después del fallecimiento de un autor. Se estima que se imprimieron 800 ejemplares.
En torno al libro se realizarán charlas y conferencias sobre el dramaturgo que, 400 años después de su muerte, sigue a tablero vuelto en Nueva York.