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LAS MUERTAS DE ECATEPEC: UNA MIRADA AL MUNICIPIO MÁS PELIGROSO PARA SER MUJER EN EL PAÍS


Redactado por: adriana bravo
abril 2, 2016 , a las 1:10 am

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Ecatepec, Edomex.- El horror de la depravación recorre las calles de varios municipios en el Estado de México, ya que de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia Estatal, más de seis mujeres fueron asesinadas semanalmente en la entidad, con huellas de violencia física y sexual, durante los dos primeros meses de este año. Dicha situación es verdaderamente alarmante, principalmente en el municipio más poblado del Estado de México: Ecatepec, ya que la tasa de feminicidios se disparó en un 140 por ciento en tan sólo nueve años. Esta grave problemática no es nueva, ni tampoco apareció de manera repentina durante el mandato del actual gobernador priista, Eruviel Ávila Villegas, ya que según el periódico inglés –The Guardian-, entre el año 2005 y 2011 fueron asesinadas más de 1,150 mujeres en el Estado de México, nada más y nada más menos que durante  el mandato del actual presidente de la república, Enrique Peña Nieto, anteriormente gobernador de la entidad. Ese, es su mayor legado que le dejó nuestro presidente mexiquense (ya que irónicamente nació en el municipio de Atlacomulco) a la nación; una entidad descompuesta, en donde casi a diario una mujer es privada de la vida de la manera más vil y miserable. Basta con ver las espantosas fotografías plagadas de tortura y sadismo que de manera irrespetuosa circulan por la web. Dicho esto, estimado lector, me adentraré de manera breve a los números del horror:

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Según cifras oficiales emitidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 110 mujeres fueron asesinadas en el municipio de Ecatepec durante el año de 2013 y 2014, o sea que, al menos a una mujer se le ha privado de la vida diariamente desde que el actual gobernador inició su mandato. Tal situación llevó a que una jueza ordenara reconocer la moratoria en la activación de la Alerta de Violencia de Género (AVG), como veremos a continuación.

El pasado 31 de Julio del año 2015, se declaró la llamada –Alerta de Violencia de Género- en once de los 125 municipios que conforman el Estado de México, tales municipios son: Ecatepec de Morelos, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla de Baz, Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan de Juárez, Tultitlán, Ixtapaluca, Valle de Chalco Solidaridad, Cuautitlán Izcalli y Chalco, debido a la creciente desaparición de mujeres. Así mismo, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. (CIDAC), uno de cada diez feminicidios reportados entre el año 2005 y 2010 no tuvo seguimiento por parte de las autoridades competentes, y, para el periodo de 2011 y 2014, la cifra aumentó a cuatro de cada diez. La medida de Alerta de género fue prácticamente obligatoria, ya que entre 2011 y 2012 se reportaron mil 258 mujeres desaparecidas. El estudio compara que entre 1993 y 2014 en Ciudad Juárez, Chihuahua, ciudad emblemática en el tema del feminicidio en México, se cometieron al menos mil 530 asesinatos de mujeres, mientras que en el Estado de México entre el año 2006 y 2013, se registraron 2 mil 837 casos, lo que representa casi el doble.

Ahora, con todo lo anteriormente expuesto es inevitable que surja la interrogante: ¿Por qué razón están asesinando mujeres en el Estado de México?

Hace más de cinco años, un servidor tuvo la fortuna de conocer a un sociólogo, activista y especialista en el tema del feminicidio en México llamado, Manuel Amador Velázquez**. Dicho luchador social aún imparte clase en la Escuela Preparatoria Oficial No. 128, General Francisco Villa, de la cual fui parte, ubicada en la colonia Hank González (también emblemática por su problemática de feminicidios), en el municipio de Ecatepec. Él sostiene que: “La violencia hacia la mujer se da tanto en el ámbito privado de las relaciones intrafamiliares y de pareja como en el espacio de la calle. Esta división del espacio, aunque acusa diferencias en la instrumentalización del abuso de las mujeres, tiene una misma fuente estructural: la misoginia se ha normalizado y propagado en este medio, es decir, más que tolerarse se naturaliza y funcionaliza. Esta misoginia debe entenderse no solamente como una fobia –miedo y repudio contra lo femenino- incubada en el plano de la frustración de los hombres marginados, sino también la que se cristaliza a través de las intervenciones institucionales, los discursos mediáticos y, en general, el sentimiento generalizado de anomia e indiferencia por parte de los diversos sectores sociales. Estos sectores se combinan para que los feminicidios en el Estado de México no gocen de la visibilidad internacional que tienen los feminicidios de Ciudad Juárez y Chihuahua” (Velázquez, Ruvalcaba, 2012: 264). En otras palabras, el odio y violencia hacia las mujeres se practican tanto en el ámbito privado como en el público, concibiéndose como actitudes habituales en la sociedad. Así mismo, dichas actitudes habituales son ensalzadas no sólo por los individuos trastornados, sino también por las mismas instituciones. O sea que, los feminicidios no sólo son producto de grupos sociales desviados, sino también de la misma estructura social. Obviamente la generalización es absurda, ya que no puedo asegurar que todos los hombres de la entidad reproducen esta misoginia, pero sí puedo aseverar que el Estado de México es el lugar más peligroso del país para ser mujer, ya que existen datos oficiales que lo comprueban (algunos de ellos fueron anteriormente mencionados).

Es lamentable y realmente preocupante el índice de sangre que se ha derramado en este lugar, un lugar que no sólo secuestra, viola, tortura y asesina a sus mujeres, sino que también representa de la manera más cruda la descomposición del tejido social de la cual es víctima nuestro país. Un país en donde el Estado de derecho es casi nulo y en donde ni siquiera el derecho a la vida puede ser garantizado. En los tiempos de horror que vivimos, es urgente que esta problemática sea internacionalmente conocida, empero, la realidad demuestra absolutamente lo contrario. Es poca la gente que verdaderamente está informada respecto a la situación en la cual se encuentra México, ya que el acceso a la información verídica es ahora un lujo del cual muchos no tienen el privilegio de presumir. Por lo tanto, en este momento, estimado lector, siéntase libre de divulgar esta grave situación que desde hace años ha sido silenciada. Sólo así, quizá se pueda en un futuro no muy lejano disminuir el horror que funge como protagonista de este breve artículo; ese horror que a diario cobra al menos una vida en la entidad que desbancó a Ciudad Juárez en el número de asesinatos de mujeres en el país; el Estado de México.