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¿TE HAN ECHADO MAL DE OJO?


Redactado por: adriana bravo
abril 16, 2016 , a las 1:13 am

Tuxtla Gutiérrez, Chis.- Si eres chiapaneco, seguramente has escuchado que si te barren los pies no te vas a casar, que a Fulanita le echaron ojo o que el sobrino de no sé quién está “empachado”. Se trata de creencias de nuestra tierra, que se han ido heredando de generación en generación.

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“Me echaron ojo”

Según nos cuenta doña Carmen, que nació y fue criada en Tuxtla desde hace más de 70 años, hay diversas creencias que les transmitieron sus abuelos, y ellos las transmiten a las siguientes generaciones, entre ellos está el mal de ojo.

“Cuando un bebecito empezaba a llorar mucho, pero un llanto así fuerte, y le dolía el estómago, era porque le habían echado ojo, entonces había que pasarle un huevo y ruda, o envolverlo en la ropa de la persona que le echó el mal”, dice.

Esto no solo pasa en los niños, también sucedía –o sucede- cuando una mujer llama la atención de un hombre, por lo que “le echan ojo” y tienen que rodarle huevo para que pase el mal.

Todos somos energía, buena o mala. Por eso, una buena forma de evitar “que nos echen ojo” o malas vibras, es portar una pieza de ámbar, resina que supuestamente sirve para contener estas vibras, por lo que a veces se revienta cuando la carga energética es mucha.

Si se usa el huevo, éste se pasa como “sobando” a la persona por la cabeza, los brazos, las manos, el corazón y el estómago; por todo el cuerpo. Después se tiene que romper y echar en un vaso de cristal con agua. “Sale cocido el huevo, se deshace la yema para todos lados, porque el ojo es caliente y por eso sale así, salen unos como picos por la envidia que a veces nos tienen las personas”, dice doña Carmen.

Algunas otras creencias

Además, existen otras creencias, por ejemplo el ponerle a los bebés un hilo rojo en la frente para evitar el hipo. “La creencia es que se hace bolita un hilo rojo y se les pone en la frente, mojadito con saliva y se le pone para el hipo”.

Por otra parte, cuando el cielo se nubla y –como diría Pedro Infante- pareciera que va a llover, algunos acostumbran enterrar un cuchillo en la tierra, otros dicen que se deben poner dos machetes en forma de cruz, o bien hacer una cruz de cal o ceniza, con lo que la lluvia se detiene.

“También está la creencia de que no se debe comer directo del sartén, sentarse en la esquina de una mesa o barrer por donde están los pies, porque no se casan las muchachas”, comenta quien hoy tiene cinco nietos.

El origen de estos “males”

José Luis Castro Aguilar, cronista de la ciudad, señala que todas estas creencias tienen su origen en los barrios antiguos de Tuxtla Gutiérrez, pues desde 1693 se tienen registros de que existían curanderos, aunque luego surgieron los hechiceros y ahí hubo una separación entre ambos grupos.

“La cosmovisión del mundo indígena contempla algunas curaciones tradicionales y medicina alternativa para curar los males, por ejemplo el mal de espanto, el mal de antojo, o los empachos”, señala.

Si una persona se llena de granitos o ronchitas, se le hinchan los labios o parece que se hubiera intoxicado, esto es ocasionado porque pasó alguna vergüenza o un antojo -mal del antojo-, por lo que no hay medicina que pueda remediarlo, sino otras prácticas tradicionales.

“Por ejemplo, un mal de ojo, los médicos dicen que no existe tal cual como un problema, científicamente pudiéramos decir que es magnetismo, o cualquier otra cosa menos que le haya gustado a la persona; desafortunadamente los médicos no han podido hacer nada en contra de esta enfermedad, y simplemente pasándoles un huevo es cambiarles la energía”, señala.

Otra creencia arraigada es el mal de espanto, que después de tener un susto fuerte –ya sea por algo sobrenatural, un choque, una noticia impactante- hay que soplar o escupir alcohol de caña sobre la persona, y darle una rameada para que no le haga daño o le “caiga el mal”.

¿Creer o no creer?

Actualmente, muchas personas no creen en este tipo de cosas, pues todo tiene que ver con explicaciones científicas y hechos factibles… aunque no todo tenga una razón de ser. Sea como sea, se trata de creencias que forman parte de la cosmogonía e ideología del chiapaneco, desde hace algunos siglos.

“Ya se está perdiendo la tradición pues, de que crea uno en eso… Y sí funciona, si lo hemos hecho, por ejemplo la cruz sí lo hicimos aquí en el patio y no llovió, pero ya la generación de esta temporada ya no creen, lo tienen a uno ‘ay mi abuelita es pura mentira lo que dice’, porque ya no creen”, señala doña Carmen.

Hay quienes creen, quienes no creen y quienes se mantienen al margen, sin embargo, a veces no encontramos razón o lógica para algunos problemas y accedemos a una rameada, o a cualquiera de estas prácticas… la situación no puede empeorar por frotarnos un huevo, ¿o sí? Y tú… ¿crees en estas prácticas, o no?